En los últimos años, y tras la pandemia de COVID-19 se ha intensificado la visibilidad sobre la salud mental, pues en el mundo en el que vivimos la ansiedad y la depresión son trastornos más comunes que interfieren con la vida diaria y la capacidad de ser funcional para muchas personas, por lo que es un tema muy importante a tratar para muchas personas, incluso la OMS calcula que más del 4% de la población mundial vive con depresión, lo que hace que sea un tema de salud pública mundial, llegando a representar la cuarta causa de discapacidad en cuatro a pérdida de años de vida saludables.
Se calcula que en México, este trastorno ocupa el primer lugar de discapacidad para mujeres, y el noveno para los hombres, además de que se estima que al menos el 9.2 % de la población en general ha sufrido de depresión, y que una de cada cinco personas la sufrirá antes de los 75 años de edad, siendo actualmente el sector más vulnerable los jóvenes. Estas cifras han hecho, se tome especial atención al tratamiento para la atención de la depresión, llegando a planteamientos muy interesantes en el que la alimentación podría jugar un papel clave para el mejoramiento de la salud mental.
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Aunque actualmente se ha demostrado la eficacia de los tratamientos psicológicos y farmacológicos, no todos los pacientes logran mantener la remisión o la íntima con la terapia estándar, por lo que la ciencia ha descubiberto que existen varios factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, como el consumo de alcohol y tabaco, aunado a la inactividad física, además de que es de suma importancia la alimentación, recientes estudios han demostrado que el consumo de ciertos alimentos pueden ser perjudiciales para el tratamiento de la depresión.
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¿Qué alimentos son perjudiciales para la depresión?
Desde la década de 1950 el interés por la relación entre la alimentación y la salud mental ha tenido un resurgimiento, aunque esto no es nuevo, pues, desde la época de Hipócrates (460 - 370 a.c.) se estableció q que la alimentación junto a la actividad física eran esenciales para restablecer el equilibrio en las personas con enfermedades, sin embargo, en los últimos años se ha puesto especial atención en cómo la alimentación incide en la salud mental por lo que la Sociedad Internacional de Investigación Psiquiatría Nutricional se ha dado a la tarea a analizar y ha encontrado que las dietas basadas en alimentos ultraprocesados y abundantes en grasas, azúcares, añadidos, sodio y aditivos químicos, favorecen la liberación de citoquinas proinflamtorias, lo que aumenta el riesgo de producir desregulaciones a la salud mental y, por lo tanto, los síntomas de la depresión.
Pero una dieta nutritiva y balanceada puede ayudar en el tratamiento psiquiátrico y farmacológico, por lo que según National Geographic, ha quedado demostrado con un estudio con una duración entre 2 a 48 semanas en el que sometieron a los participantes a una dieta Mediterránea, encontrando que estos reportaron un menor número de síntomas relacionados con la depresión tras el tratamiento en comparación de los adultos de un grupo de control, tanto desde un punto de vista estadístico como en relación a los resultados clínicos.
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