Un equipo de geólogos ha utilizado modelos informáticos para analizar con tanta precisión los esquistos blancos de los Alpes que cuestionan una teoría anterior sobre el movimiento de las placas. Los geocientíficos examinan las rocas en los cinturones montañosos para explicar cómo se movieron hacia las profundidades antes de regresar a la superficie. Esta historia de entierro y exhumación revela cómo se forman las montañas y la tectónica de placas.
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Bajo la enorme presión que reina en el interior de la Tierra, algunas rocas que se hunden junto con placas se transforman en diferentes tipos. Por ejemplo, la sílice (SiO2) de la roca se convierte en coesita, también conocida como el polimorfo UHP de SiO2, durante esta metamorfosis UHP (UHP: Ultra High Pressure). Las redes cristalinas son más densas y más compactas a pesar de seguir siendo sílice químicamente. Las rocas UHP también salen a la superficie cuando las placas vuelven a subir desde las profundidades y se pueden encontrar en lugares específicos de las montañas.
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Al día de hoy, los investigadores tenían la hipótesis de que las rocas de hidróxido de hierro estaban enterradas a una profundidad de 120 kilómetros. Desde allí, volvieron a la superficie con las placas. La presión ambiental disminuyó a un ritmo estático durante el proceso.
No obstante, una investigación reciente realizada por la Universidad Goethe de Frankfurt y las universidades de Heidelberg y Rennes (Francia) cuestiona la idea de un progreso prolongado y constante. El equipo de investigación examinó esquistos blancos del macizo de Dora Maira en los Alpes occidentales de Italia. Los hallazgos se publicaron en Nature Communications.
“Los esquistos blancos son rocas que se formaron como resultado de la metamorfosis UHP de un granito alterado hidrotermalmente durante la formación de los Alpes”, declaró Thibault Duretz, jefe del Grupo de Trabajo de Modelado Geodinámico del Departamento de Geociencias de la Universidad de Heidelberg.
Junto con el equipo, lo analizó primero cortando una rodaja muy fina de unos 50 micrómetros de espesor y luego pegándola sobre vidrio. De esta manera, los minerales se pudieron identificar bajo el microscopio. El siguiente paso fue el modelado computacional de campos particulares y particularmente fascinantes.
Debido a la rápida descompresión, la suposición de que la roca UHP puede alcanzar una profundidad de 120 kilómetros parece menos probable, según Duretz, ya que el ascenso desde esa profundidad se llevaría a cabo durante un largo período de tiempo, lo que no equivale an una alta tasa de descompresión. El geocientífico afirma que suponen que el esquisto blanco se encuentra an una profundidad de entre 60 y 80 kilómetros.
Nuestra hipótesis es que, en cambio, se produjeron rápidos procesos tectónicos que provocaron desplazamientos verticales mínimos de las placas. De repente, las placas se sacudieron un poco hacia arriba en el interior de la Tierra y, como resultado, la presión que rodeaba la roca UHP disminuyó en un tiempo relativamente corto