Los delfines son una de las especies que más han intrigado a los investigadores a lo largo de la historia por su capacidad de comunicación y un cerebro muy desarrollado, cualidades que incluso lograron llamar la atención de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). De hecho, en la década de los 60 la agencia espacial estadounidense decidió financiar un ambicioso experimento que pretendía enseñarle inglés a dichos mamíferos; sin embargo, el proyecto tuvo un trágico desenlace que los investigadores no alcanzaron a prevenir: un delfín y una mujer se enamoraron y el animal acabó cometiendo suicidio. Así como lo lees, una historia difícil de creer y en Heraldo Binario te contamos todo lo que sucedió.
En 1964, el neurólogo John Lilly, pionero en la investigación con estos cetáceos, inició un proyecto que buscaba que los delfines aprendieran inglés, que fueran capaces de entenderlo y quizás hasta de reproducir algunas palabras. Esta importante investigación contó incluso con el financiamiento de la NASA.
En ese tiempo, la joven experta en comportamiento animal, Margaret Lovatt, se empeñó en participar en dicho proyecto. La joven de 23 años logró ser reclutada y comenzó a vivir en completo aislamiento en una casa en las Islas Bahamas. La residencia estaba construida especialmente para la convivencia humano-mamífero acuático. El suelo estaba cubierto con agua hasta una altura de 22 centímetros para que los delfines pudieran nadar por todos lados. Los muebles permanecían suspendidos del techo o colgados en la pared. Como el escritorio donde Margaret hacía sus anotaciones sobre el progreso del experimento.
La mujer comenzó a trabajar con tres delfines, dos hembras, Pamela y Sissy, y un joven macho, llamado Peter, con quien Margarte se hizo muy cercana. Peter era especialmente inteligente y el experimento estaba resultando especialmente exitoso con él, pues el animal fue capaz de reproducir palabras como: ball (pelota) e imitar la estructura de las frases de su cuidadora, aunque no de entenderlas.
El alumno se enamora de la maestra
Los problemas comenzaron cuando Peter comenzó a alcanzar su madurez sexual y comenzó a dejar las clases de lado al sentirse atraído hacia su maestra. Peter comenzó a cortejar a Margaret, mordisqueando suavemente sus pies y sus muslos Sin embargo, cuando comenzaba a ponerse más agresivo, la mujer tenía que separarlo con una escoba , por lo que debían de suspender la clase y llevarlo con las hembras.
Para no cortar el ritmo de la clase, Margaret intentó salvar el experimento masturbando al delfín. Las imágenes de la joven con el cetáceo aparecieron en una revista pornográfica, lo cual dañó muchísimo la imagen del proyecto.
“Por mi parte no era algo sexual, era una forma de sentirnos más cerca: yo estaba ahí para conocer a Peter y 'eso' era parte de Peter”, recuerda Lovatt cincuenta años después.
La gota que derramó el vaso fue el experimento fallido de John Lilly, quien intentó mejorar la comunicación entre delfines y humanos dándoles LSD a los cetáceos. Esto solo lo intentó con las hembras, pero el científico no logró demostrar que el cerebro de los delfines tuviera la capacidad del lenguaje.
La NASA dejó de financiar el estudio y los delfines fueron llevados de vuelta al estanque de Miami, Florida, de donde los habían sacado. Al verse separado de Margaret, Peter no pudo aguantar la tristeza y un día simplemente tomó una última bocanada de oxígeno y se dejó hundir hasta el fondo del estanque donde se suicidó negándose a respirar. La respiración de los delfines no es automática como la de los humanos, para ellos se trata de un actividad totalmente consciente, por lo que al negarse a respirar el delfín cometió un suicidio en toda regla. Definitivamente se puede decir que murió con el corazón roto.
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