El robo de identidad es uno de los delitos más comunes en México. Tan solo en los primeros cuatro meses de 2021, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) atendió 802 reclamaciones relacionadas con posibles casos de este delito.
Según la CONDUSEF, el robo de identidad consiste en que una persona obtiene, transfiere, utiliza o se apropia de forma indebida de los datos personales de otra, sin su consentimiento. Estos datos suelen recopilarse con el objetivo de cometer diversos tipos de fraudes.
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Usualmente, la información robada se emplea para contratar productos o servicios financieros a nombre de la víctima, transferir fondos desde sus cuentas o incluso para solicitar créditos y realizar compras, afectando gravemente su cuenta bancaria y su historial crediticio.
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Algunas acciones cotidianas pueden parecer inofensivas, pero representan puntos vulnerables que los delincuentes aprovechan para obtener información como tu nombre, teléfono, domicilio, números de tarjetas y cuentas bancarias, NIP, códigos de seguridad, usuarios y contraseñas bancarias, entre otros datos sensibles.
7 errores frecuentes que podrías estar cometiendo y que facilitan el robo de tu identidad
Proporcionar información bancaria por teléfono, mensaje o redes sociales
Los delincuentes suelen hacerse pasar por empleados del banco para pedirte datos bajo pretextos como supuestos premios, validaciones de operaciones o bloqueos de cuenta. Nunca compartas tus datos, recuerda que los bancos no solicitan información confidencial por estos medios.
No activar alertas bancarias
Muchas personas desconocen que su banco ofrece sistemas de alertas por correo o SMS para notificar movimientos en tiempo real. Estas herramientas permiten detectar a tiempo cargos no reconocidos y reportarlos de inmediato para recibir la atención y el seguimiento adecuados.
No cambiar tus contraseñas con regularidad
Utilizar la misma contraseña durante meses o incluso años incrementa significativamente el riesgo de que sea descubierta por ciberdelincuentes, por lo que se recomienda cambiarla de forma periódica, utilizando combinaciones seguras y únicas para cada cuenta, en particular las relacionadas con servicios financieros.
No revisar tus estados de cuenta
Llevar un control de tus finanzas personales es primordial para prevenir fraudes. Revisar constantemente tus estados de cuenta, depósitos y transferencias te permite detectar movimientos no autorizados y actuar a tiempo en caso de que terceros hayan accedido a tu cuenta sin tu consentimiento.
Hacer clic en enlaces sospechosos enviados por correo o mensaje
El phishing es una técnica de fraude digital en la que los estafadores suplantan páginas oficiales de bancos u otras instituciones confiables para engañar a los usuarios y robar información personal, como contraseñas, datos de tarjetas o accesos a cuentas. Para protegerte, evita abrir enlaces que lleguen sin previo aviso o que luzcan sospechosos, incluso si parecen provenir de tu banco. Es mejor verificar la información desde el sitio web oficial o contactar directamente a tu institución financiera.
Descargar aplicaciones sin verificar su autenticidad
Nunca instales aplicaciones bancarias a través de enlaces enviados por mensaje o correo electrónico, ya que podrían ser fraudulentos y poner en riesgo tus datos personales. Siempre asegúrate de descargar aplicaciones únicamente desde tiendas oficiales, como Google Play o la App Store.
No consultar tu Buró de Crédito regularmente
Aunque no tengas deudas, revisar tu historial crediticio de manera regular es una excelente medida para detectar si alguien ha solicitado préstamos, créditos o servicios a tu nombre sin tu autorización. Consultar esta información te permite identificar oportunamente cualquier movimiento sospechoso y tomar las acciones necesarias.