El coleccionismo de monedas antiguas no es una afición para cualquiera, principalmente por los miles de pesos que pagan sus aficionados, como es caso de la moneda de 1 peso que se vende casi por 100 mil pesos por el año que marcó el final de capítulo trágico en la historia de México protagonizado por Victoriano Huerta y Francisco I. Madero.
En Mercado Libre, dicho ejemplar se vende por 98 mil pesos. El vendedor afirma que se trata de un producto original, pero no adjunta evidencia ni documentación que garantice su autenticidad. En 1914, fue acuñada en Cuencamé, antiguo pueblo de indios entre Torreón y Durango, bajo las órdenes de los Generales Calixto Contreras y Severino Ceniceros.
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Según información del Banco de México, para aliviar la escasez de circulante y solventar los gastos originados por la Revolución, Francisco Villa ordenó a los generales Calixto Contreras y Severino Ceniceros la fabricación de moneda. En esta pieza se aprecia el resplandor republicano, rodeado por la leyenda “ESTADOS UNIDOS MEXICANOS” y, en el exergo, la denominación y el año de acuñación flanqueados por seis estrellas, la variedad más rara de estas monedas. En el anverso, ostentan la leyenda “MUERA HUERTA”, expresión del odio que los revolucionarios norteños sentían hacia el político.
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Ante la circulación, Victoriano Huerta, quien llegó a la presidencia después del golpe de Estado que orquestó contra Francisco I. Madero, enfureció y decidió actuar de forma radical; emitió un edicto en el que se ordenaba fusilar a todo aquel que portara dicha moneda. Debido a esto, la gente comenzó a deshacerse de ellas tirándolas o enterrándolas.
Así llegó Victoriano Huerta al poder
El 18 de febrero fue cuando el golpe de Estado de Victoriano Huerta triunfó. Ese día fueron aprehendidos en Palacio Nacional a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. El leal hermano del presidente, Gustavo, corrió con la misma suerte, pero en el restaurante Gambrinus. Finalmente, para dar aspecto de legalidad al entuerto, se negoció un pacto entre los golpistas con la intervención del embajador Wilson, en la embajada estadounidense.A este encuentro se le llama Pacto de la Embajada, aunque es mejor conocido como Pacto de la Ciudadela. En el se desconoció a Madero y Pino Suárez, y se estableció un gobierno provisional bajo el mando de Huerta, con un gabinete mezcla de seguidores de Bernardo Reyes y Félix Díaz. Sería la embajada japonesa la que asilaría esa trágica noche a la familia del presidente, salvo su hermano Gustavo, quien fue entregado a la tropa golpista, humillado y torturado hasta la muerte.
Ante la situación, y siempre congruentes con no llevar al pueblo a una nueva guerra, Madero y Pino Suárez renunciaron a sus puestos a favor de Huerta, el cual sólo esperaba eso para declarase legítimo. El Congreso aceptó las renuncias, jugando en ello un vergonzoso papel Pedro Lascuráin Paredes, quien había sido ministro de Relaciones Exteriores bajo la presidencia de Madero. En principio, llevó las renuncias ante los diputados, y cuando éstas fueron aceptadas asumió la presidencia interina para nombrar a Victoriano Huerta secretario de Gobernación, renunciando de inmediato a su cargo y dejando a éste en la presidencia de facto.
Familiares y amigos de Madero y Pino Suárez intentaron su libertad por todos los medios, pero los golpistas no iban a ceder. Serían asesinados el 22 de febrero de 1913. Con este magnicidio, la llamada Decena Trágica tocó fin, pero la memoria de la cobardía que la circundó y dio nombre prevalece. No podemos olvidar.
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