El auge de los corridos tumbados, narcocorridos y corridos bélicos ha inundado la escena musical mexicana, generando tanto admiración como controversia. Estos géneros, que a menudo narran historias que abarcan desde romances pasionales hasta conflictos, han encontrado su nicho en una audiencia diversa. Sin embargo, plantea preguntas sobre los límites del arte y la expresión, especialmente en México, donde la violencia está presente en varios sectores del territorio nacional, exacerbada en el norte del país, lugar que se presentó Natanael Cano y que generó controversia por su interpretación con consecuencias legales para el artista.
Los corridos tumbados representan la última tendencia que está arrasando en el mercado musical, especialmente entre los jóvenes. Las letras de estas canciones abordan una amplia gama de temas sociales, desde relaciones románticas hasta asuntos sexuales, problemas físicos y mentales, e incluso el consumo de sustancias ilegales. Este género ha capturado la atención de una generación que busca una fusión de tradición y contemporaneidad.
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Por otro lado, los corridos bélicos, aunque carecen de una definición específica en el diccionario, se centran en conflictos bélicos y asuntos políticos y sociales, a menudo explorando la violencia como un tema central. A diferencia de los tumbados, los corridos bélicos tienden a mantener un ritmo más pausado y tradicional, pero su contenido a menudo se sumerge en narraciones con tintes violentos.
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Recientemente, durante su actuación en Chihuahua como parte de su gira "Tumbado Tour", Natanael Cano, exponente del regional mexicano, se encontró en el ojo de la tormenta. Fue multado con más de un millón de pesos por interpretar narcocorridos y canciones que promovían la violencia y la denigración hacia las mujeres, actividades prohibidas en ese estado.
¿Por qué multaron a Nathanael Cano?
La sanción provino de la subdirección de gobernación de la secretaría del Ayuntamiento de Chihuahua, que levantó un acta contra el cantante por hacer apología al delito a través de canciones relacionadas con el narcotráfico.
La multa impuesta a Natanael Cano asciende a 12 mil Unidades de Medida y Actualización (UMAS), lo que equivale a un millón 244,880 pesos en la actualidad. Esta sanción se basa en las reformas vigentes que prohíben la apología del delito en el estado.
“Interpretar y/o reproducir contenidos musicales, videos, imágenes o cualquier otro similar que hagan apología del delito o de los autores de hechos ilícitos, en los espectáculos públicos, artísticos o de variedad”, artículo 34 del Reglamento de Justicia Cívica.
La distinción entre estos dos géneros es clara en términos de velocidad y estilo musical, pero también en el tipo de historias que narran. Mientras que los tumbados abordan una variedad de problemas sociales y personales, los corridos bélicos se enfocan de manera más específica en conflictos de violencia.
La justificación del gobierno estatal para multar al cantante es clara, pues se fundamenta en la violación al artículo 34 del Reglamento de Justicia Cívica que establece como infracciones al bienestar colectivo el consumo o la incitación al consumo de sustancias ilegales, así como la interpretación o reproducción de contenidos musicales, videos o imágenes que hagan apología del delito o de sus autores en espectáculos públicos, artísticos o de variedades.
Adicional a ello, el Natanael Cano incumplió con lo dispuesto en los artículos 208 y 209 del Reglamento de Diversiones y Espectáculos para el Municipio de Chihuahua, que hacen referencia a la realización de espectáculos públicos.
Por su parte, Natanael Cano publicó a manera de broma un meme en su cuenta de X (antes Twitter) en que hace referencia de como él es el soporte para que otros artistas que interpretan corridos tumbados puedan continuar mientras recibe el impacto de las críticas.
Si bien este incidente también plantea preguntas más amplias sobre la libertad de expresión y la responsabilidad de los artistas en el escenario. A medida que la música evoluciona y se mezcla con influencias contemporáneas, la industria y los intérpretes se ven desafiados a encontrar un equilibrio entre la expresión artística y el cumplimiento de las leyes y normativas locales.
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