Sin importar que seas consumidor de chicle por el sabor y consistencia de su forma o solo recurres a él para concentrarte y mantener tu boca ocupada, lo cierto es que todos, o al menos la mayoría, hemos masticado chicle alguna vez en la vida.
Y es que además de ser uno de los dulces o pastillas más consumidos en el mundo, también es uno de los más accesibles debido a su bajo costo y la variedad de formas y sabores que puede ofrecer. Sin embargo, y lo que pocos saben, es que la goma de mascar, como se le llama en otros países, comenzó a consumirse muchos años atrás en México por los mayas.
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Pero, ¿cómo fue que un producto totalmente artesanal y orgánico se convirtió en uno de los productos alimenticios de mayor consumo en el mundo? A continuación te contamos la historia del chicle.
Origen maya
Como mencionamos anteriormente, el chicle nació durante el apogeo de la cultura maya. Aunque no existe una fecha exacta de cuando comenzó a consumirse, se sabe que este era extraído de un árbol originario de México llamado chicozapote. En un inicio, se usaba, principalmente, para provocar la salivación cuando no había agua o incluso para limpiar la boca.
Para obtener el sicte, como le llamaban los mayas, se llevaban a cabo cortes en zig zag sobre la corteza del chicozapote partiendo desde lo más alto del árbol hasta la base del mismo. Luego de esto, se golpeaba el tronco con la intención de obtener la savia del árbol por los cortes hechos.
Posteriormente, se recolectaba el líquido obtenido de la corteza del chicozapote en contenedores para después filtrar el producto y cocerlo en ollas de barro por una hora sin dejar de moverlo. Luego era depositado en moldes cuando obtenía la consistencia pegajosa y se dejaba enfriar para finalmente agregar productos naturales en su estructura.
¿Cómo se industrializó a escala mundial?
Aunque incluso hoy en día aún existan personas que producen chicle como los mayas, lo cierto es que el 99.9% de la producción del chicle es industrializada. Y esto se debe principalmente al expresidente Antonio López de Santa Anna. El polémico mandatario se exilió en los Estados Unidos por lo que decidió llevarse un gran lote de chicle durante su escape.
Durante su estadía, conoció al inventor Thomas Adams quien se convirtió en su secretario. En este periodo, el estadounidense se percató del producto que Santa Anna consumía chicle y se dispuso a replicar la fórmula con el fin de industrializarlo.
Tras varios intentos, encontró la manera de sustituir la savia del chicozapote por derivados del petróleo que le brindaran la elasticidad que buscaba. Finalmente, en 1871 lanzó su producto al mercado, bajo el nombre de Chiclet’s, y 4 años más tarde, decidió agregar jarabe de arce para endulzar el chicle.
Hoy en día, y tras más de 150 años de su lanzamiento, el chicle se ha convertido en una de las golosinas más consumidas del mundo gracias a un factor en especial: el legado de los mayas.
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