El espacio, con su fascinante y desafiante entorno, da una perspectiva completamente nueva sobre las capacidades y limitaciones del cuerpo humano. Cuando las personas pasan un tiempo prolongado fuera de la Tierra, especialmente en la microgravedad del espacio, experimentan una serie de efectos fisiológicos y psicológicos que la ciencia ha estado investigando intensamente durante décadas. Estos estudios son cruciales no solo para las misiones actuales, sino también para futuras misiones que podrían llevar a la humanidad a destinos tan lejanos como Marte, o quizá otros planetas.
La microgravedad y sus efectos en el cuerpo humano
Uno de los aspectos más destacados del espacio es la microgravedad, que afecta significativamente al cuerpo humano. En la Tierra, la gravedad es una constante que influye en cada aspecto de nuestra fisiología, desde la circulación sanguínea hasta el tono muscular. Sin embargo, en el espacio, esta constante se ve alterada, y como resultado, los astronautas experimentan una serie de cambios en su cuerpo.
Te podría interesar
Los músculos, particularmente los de la espalda y las piernas, tienden a atrofiarse debido a la falta de uso, ya que en microgravedad no se requiere el mismo esfuerzo para moverse o mantener la postura. La pérdida de masa muscular puede ser significativa, llegando hasta un 50% en estancias prolongadas, lo que equivale al desgaste que un adulto mayor podría experimentar en décadas en la Tierra. Además, los huesos de los astronautas también sufren, perdiendo densidad a un ritmo alarmante de 1-2% por mes, un proceso mucho más rápido que el que ocurre con la osteoporosis en personas mayores en la Tierra.
Te podría interesar
Los efectos del espacio en el corazón humano y los fluidos corporales
El corazón, otro músculo esencial, también se ve afectado. En la microgravedad, no necesita bombear sangre con tanta fuerza como en la Tierra, lo que puede llevar a una reducción en su tamaño. Esto se observó en astronautas como Scott Kelly, quien pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional (EEI). A su regreso, su corazón había encogido significativamente, aunque, afortunadamente, la mayoría de estos efectos se revierten con el tiempo una vez que los astronautas regresan a la gravedad terrestre.
Los fluidos corporales, que en la Tierra se distribuyen uniformemente por el cuerpo, también se comportan de manera diferente en el espacio. Tienden a acumularse en la parte superior del cuerpo, causando hinchazón en la cara y una sensación de congestión nasal. Esto puede afectar el gusto y el olfato, y es un fenómeno que la mayoría de los astronautas experimenta.
En el espacio la protección a la radiación es mínima y los astronautas están expuestos a niveles más altos de radiación por el Sol, lo que puede dañar el ADN y aumentar el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Los estudios realizados en astronautas que participaron en misiones Apolo, que viajaron más allá de la magnetosfera, sugieren un mayor riesgo de enfermedades vasculares debido a esta exposición.
A medida que avanzamos hacia la posibilidad de colonizar la Luna o Marte, estos desafíos deben ser abordados con varias soluciones innovadoras. Sin embargo, los expertos dicen que aún queda mucho por aprender y desarrollar antes de que la colonización de otros planetas se convierta en una realidad segura y sostenible.
Sigue a Heraldo Binario en Google News, Da CLIC AQUÍ.