La pesadilla detrás de los tiburones fue llevada a la pantalla grande por Steven Spielberg en 1975 y desde ese momento la intriga por el rey del mar ha tenido muchos giros en el cine hasta el arribo de Megalodón, que presentó a una de las criaturas más grandes y dominantes que han existido en el planeta, pero al igual que con los tiburones hay varias creencias falsas que giran entorno a ellos, por ejemplo su ferocidad.
Por medio de un diente fosilizado investigadores lograron determinar que el animal era parcialmente de sangre caliente, de hecho su temperatura corporal oscilaba los 7 grados centígrados, lo que significa que era más elevada a la del mar en ese periodo.
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El análisis fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y detalla que existe una cuestión central en relación con los orígenes termofisiológicos de estos grandes tiburones depredadores a lo largo del tiempo geológico, incluyendo al megalodón como ectotérmico o endotérmico.
“El tamaño corporal gigantesco con los elevados costes metabólicos de tener altas temperaturas corporales puede haber contribuido a la vulnerabilidad de las especies de Otodus a la extinción en comparación con otros tiburones simpátricos que sobrevivieron a la época del Plioceno”, indicó el documento.
Asimismo, la investigación detalló que los estudios de modelado biofísico también apoyan la hipótesis de que la temperatura corporal del Otodus megalodón y su condición de endotermia son algunos de los factores clave sobre su gigantismo.
“La capacidad de regular la temperatura corporal es evolutivamente profunda porque se cree que también ha actuado como impulsor clave de la evolución del gigantismo en los tiburones lamniformes macrópredadores”,señalaron los científicos en el artículo de divulgación
En ese tenor, remarcaron que la endotermia, la capacidad de elevar metabólicamente y retener el calor corporal en un amplio intervalo de temperatura ambiente, tiene un mérito evolutivo, como demuestra el hecho de que haya evolucionado varias veces en la historia de los vertebrados.
No obstante, el documento señala que estos experimentos aún no son determinantes para hacer una conclusión sobre su extinción al ser basadas en inferencias no empíricas y sigue sin estar limitada por elementos cuantitativos sobre la temperatura corporal.
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