El fenómeno de las mareas, esas subidas y bajadas regulares del nivel del mar, siempre capturó la curiosidad de la humanidad. Si alguna vez te has preguntado por qué el océano sigue este ritmo constante, estás a punto de desentrañar el intrigante papel que desempeñan la Luna y el Sol en esta danza cósmica que afecta a nuestra vida cotidiana y a la naturaleza misma.
El origen de las mareas se encuentra en la atracción gravitatoria que ejercen tanto la Luna como el Sol sobre nuestro planeta. Esta interacción gravitatoria es una consecuencia de la ley de la gravitación universal de Isaac Newton, que establece que dos objetos con masa se atraen mutuamente. En el caso de la Tierra, esto significa que tanto la Luna como el Sol ejercen una fuerza de atracción sobre nuestro planeta, lo que, a su vez, afecta a los cuerpos de agua de la Tierra, como los océanos.
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La influencia de la Luna en las mareas es particularmente notable debido a su proximidad a la Tierra. La Luna está mucho más cerca de nosotros en comparación con el Sol, lo que significa que la fuerza gravitatoria que ejerce la Luna sobre la Tierra es significativamente más fuerte. Como resultado de esta atracción, la columna de agua en el lado de la Tierra más cercano a la Luna se eleva ligeramente, creando una especie de "abultamiento" en la superficie del océano. Esto da como resultado lo que conocemos como marea alta en ese lado de la Tierra.
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Así es la "danza" que se produce entre la marea, la gravedad y la Luna
Sin embargo, debido a la rotación de la Tierra sobre su eje, la ubicación del abultamiento de marea cambia constantemente a medida que se mueve junto con la rotación de nuestro planeta. Esto crea un patrón de mareas a lo largo de las costas. En el punto de la Tierra más cercano a la Luna, se produce la primera marea alta del día, seguida de una segunda marea alta cuando ese punto se aleja de la Luna. Este ciclo se repite aproximadamente cada 24 horas y 50 minutos, lo que explica por qué las horas de marea alta y marea baja cambian ligeramente todos los días.
El Sol también desempeña un papel importante en la formación de las mareas. Aunque el Sol está mucho más alejado de la Tierra que la Luna, su masa gigantesca le permite ejercer una influencia gravitatoria significativa. De manera similar a la Luna, el Sol crea un abultamiento en la parte de los océanos más cercana a él. Sin embargo, este efecto es mucho menos pronunciado que el de la Luna.
Un aspecto interesante de las mareas es que los efectos de la Luna y el Sol pueden superponerse o contrarrestarse, lo que da lugar a mareas especiales. Cuando la Luna y el Sol están alineados, como en el caso de la Luna llena o la Luna nueva, sus efectos se combinan, lo que resulta en mareas especialmente altas o bajas, conocidas como mareas vivas. En cambio, cuando los dos objetos están en ángulos rectos, como en el caso de la Luna creciente o menguante, sus efectos se contrarrestan, lo que da lugar a subidas y bajadas del nivel del mar menos pronunciadas, llamadas mareas muertas.