Con el creciente interés por la numismática en todo México, diversas monedas antiguas han llamado la atención del público por su posible valor en el mercado secundario. Una de ellas es la valiosa moneda de 20 centavos con la efigie de Francisco I. Madero, acuñada en 1981. Aunque muchos usuarios han intentado vender esta moneda antigua en instituciones bancarias, como Banco Azteca, la realidad es que no todas las monedas antiguas son aceptadas por estas entidades.
La valiosa moneda de 20 centavos de Madero destaca por su diseño histórico, su composición en bronce-aluminio y su producción en un contexto de transición económica nacional. Con el incremento de entusiastas de la numismática en México, es común que muchas personas se acerquen a los bancos para tratar de vender una gran cantidad de monedas antiguas pero, la respuesta no es siempre positiva,
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En el anverso de esta moneda antigua muestra el Escudo Nacional con la leyenda “Estados Unidos Mexicanos”, y en el reverso, el rostro de Francisco I. Madero acompañado de su nombre, la denominación y el año de emisión. Si bien ya no se encuentra en circulación, su valor numismático actual ronda los 50 pesos en el mercado de coleccionistas de numismática, dependiendo de su estado de conservación y rareza relativa.
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¿En cuánto me compra Banco Azteca mi moneda antigua de 20 centavos de Francisco I Madero en mayo 2025?
A pesar de su simbolismo y antigüedad, Banco Azteca no compra esta moneda valiosa, ya que su política comercial limita la adquisición de monedas exclusivamente a aquellas fabricadas en metales preciosos, como oro y plata. Esta institución financiera opera con un enfoque de compra-venta de activos con valor intrínseco respaldado por el metal que contienen, lo que excluye de su catálogo a monedas antiguas o de circulación hechas de metales base, como es el caso de la pieza de 20 centavos de 1981.
Banco Azteca se enfoca principalmente en monedas de inversión reconocidas a nivel internacional o nacional, como los Centenarios, Onzas Libertad y otros ejemplares acuñados por la Casa de Moneda de México en metales finos. Esto ha generado confusión entre personas que acuden a sus sucursales con monedas antiguas pensando que serán compradas debido a su aparente valor histórico o su difusión en plataformas digitales de compraventa de numismática.
En particular, la moneda antigua de Francisco I. Madero de 1981 fue parte de una familia de monedas de baja denominación que circularon ampliamente en las décadas de 1970 y 1980. Su emisión fue alta, lo que ha provocado que, aunque es una pieza con valor simbólico, no sea considerada rara en términos numismáticos. Sin embargo, ejemplares en estado “sin circular” o con errores de acuñación pueden alcanzar precios mayores en mercados especializados, aunque esto no aplica dentro del esquema de operaciones bancarias convencionales.
Aunque la antigua moneda conserva su atractivo entre coleccionistas principiantes y personas interesadas en la historia monetaria del país, pero su valor comercial no es suficiente para ser considerado por entidades como Banco Azteca. El interés que despierta proviene más del contexto histórico y del diseño que del material o la rareza, lo cual limita sus posibilidades dentro del comercio formal de metales preciosos.
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