Si bien las empresas proyectan otorgar aumentos salariales hasta por un +5% respecto a los sueldos de este año, hay otra noticia que opaca a esta última y es acerca de la inflación proyectada durante octubre de 2021 que de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) fue del 6.24%, una de las más altas registradas en los últimos años.
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Parace ser que la pronósticos para el inicio del año 2022 no son muy distintos, ya que de acuerdo con analistas económicos, esperan que la tendencia de octubre se mantenga y llegue a alcanzar hasta el 6.5%, lo que la colocaría como la peor inflación en México al menos en los últimos 23 años. Aquí te explicamos lo que estas cifras conllevan.
¿Qué es la inflación?
La inflación es uno de los indicadores económicos de la salud financiera que nuestro país tiene para medior el aumento continuo y generalizado de los precios de los productos y servicios. La inflación se calcula con el costo de una canasta representativa de productos, también llamda canasta básica (entre los que se incluyen carne, leche, huevos, tortillas, etc). Cuando los precios de los productos de esta canasta aumentan y te rinde menos tu quincena, siginifica que el nivel de inflación también aumentó.
¿Cómo afectará la inflación al aumento salarial?
De acuerdo con la CONDUSEF, la inflación encarece el costo de los bienes y servicios al deteriorar el poder de compra del dinero, en palabras sencillas: con tu sueldo te alcanzará para comprar menos cosas debido al encarecimiento de estas. La situación ideal sería que al igual que en el caso de los gastos también sería sano considerar un incremento similar a la inflación en nuestros ingresos (sueldos y salarios). Es decir, que si la inflación sube un 6.5%, los sueldos deberían subir como mínimo este mismo porcentaje.
Según la misma dependencia, los mexicanos tenemos tres opciones para mantener el equilibrio de los ingresos respecto a los gastos y de esta manera protegernos de la inflación:
1. Reducir gastos eliminando o disminuyendo rubros de consumo.
2. Buscar otras fuentes de ingreso complementarias o alternas a tu principal fuente de ingreso.
3. Invertir tus ahorros en instrumentos financieros cuyo rendimiento sea, al menos, igual a la inflación pero siempre buscar aquellos que te paguen una tasa todavía más alta.
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