En algún momento de tu carrera, es posible que hayas experimentado una situación laboral complicada de la cual no podías alejarte. Casi todos hemos escuchado historias de traumas en el trabajo, ya sea debido a un jefe insensible o cruel, políticas empresariales desfavorables para los empleados, la constante amenaza de despidos que genera estrés y ansiedad, o situaciones de oficina que te hacen sentir devaluado.
A pesar de reconocer que su entorno laboral no era saludable, muchas personas optan por quedarse en ese empleo. Aprender a identificar estas situaciones, la idea que te ata y cómo puedes librarte de ella, de seguro te ayudará si estás enfrentando este escenario y te planteas realmente dejar un mal trabajo.
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Lealtad a tu "familia laboral"
Permanecer en una empresa durante mucho tiempo puede generar un sentimiento de lealtad hacia la organización y los compañeros de equipo, a pesar de que el lugar sea malo para ti. Para enfrentar esta situación, reconoce que las empresas te contratan para utilizar tus habilidades y capacidades y brindar un servicio. Si ya no estás aportando el valor que la empresa espera o si la empresa cambia sus objetivos y tus habilidades ya no son necesarias, es probable que te dejen ir. Revierte esa lógica. Analiza cómo estás sirviendo a la empresa desde la perspectiva de lo que necesitas para sentirte realizado y valorado en tu trabajo. Determina si la empresa sigue brindándote el valor que necesitas y mereces en tu vida.
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Un ambiente sectario
Cuando te unes a una empresa, todos trabajan juntos para lograr una misión o un objetivo común. Si la empresa tiene una misión noble, como ayudar a las personas a ser más saludables, exitosas, felices o a preservar el medio ambiente, los empleados sienten que están contribuyendo al bienestar de la humanidad o del mundo. Decidir dejar la empresa puede sentirse egoísta o incluso traicionero, como si hubieras "abandonado" la misión colectiva.
Incluso si la empresa no tiene un impacto significativo en las personas o en el mundo, la atmósfera interna fomenta la colaboración para alcanzar un objetivo en conjunto. El sentimiento de ser una parte fundamental de un equipo o sentirse "fuerte" porque puedes soportar cualquier sufrimiento para alcanzar los objetivos puede volverse adictivo y minimizar los aspectos perjudiciales del trabajo. Si sientes una camaradería intensa que te impide dejar un entorno laboral insatisfactorio, tómate un tiempo para definir lo que es importante para ti y determina si esos valores se están cumpliendo en tu trabajo, independientemente de las necesidades de la empresa.
Nostalgia por lo que la empresa solía ser
Cuando te unes a una empresa y tienes una experiencia excelente durante meses o incluso años, te involucras por completo en tu trabajo. Luego, llegan los cambios, ya sea un nuevo líder, una nueva estructura o un cambio en la dirección estratégica, y puedes tener dificultades para adaptarte.
Este tipo de cambios organizativos puede generar sentimientos de sorpresa, negación, frustración y depresión. Si te cuesta aceptar y adaptarte a los cambios con el tiempo y empiezas a decir "No quiero irme porque realmente amo la empresa" en lugar de "No quiero irme porque amo mi trabajo", es posible que te encuentres atrapado en el pasado, esperando que la empresa vuelva a ser lo que era.
El cambio es difícil, así que date tiempo para adaptarte y procesar lo que significa para tu trabajo. Una vez que hayas aceptado el cambio, analiza de manera objetiva si la situación actual sigue cumpliendo tus valores y objetivos profesionales. Las empresas, los equipos y los líderes cambian, a menudo especialmente a medida que las empresas crecen. Depende de ti decidir si quieres vivir en la realidad actual o en un pasado que ya no existe.
Cautivos de la equidad
Algunos empleados reciben subvenciones de acciones en la empresa, como unidades de acciones restringidas (RSUs) o opciones de compra de acciones. Estas subvenciones de acciones se otorgan en un período de tiempo, por lo general, varios años. Por lo tanto, después de experimentar un entorno de trabajo desagradable, puedes sentirte aún más decidido a esperar a que se otorguen tus acciones como compensación por lo que has pasado. Pero, ¿hasta qué punto estás dispuesto a soportar la adversidad? Esperar a que se otorguen las acciones podría ser perjudicial para tu salud, por lo que es fundamental entender si vale la pena.
Para hacer algo al respecto, determina exactamente cuándo y cuánto recibirás en cada asignación a los precios de las acciones actuales. Las empresas otorgan incentivos de acciones para que te quedes en el trabajo, y muchas ofrecen subvenciones adicionales durante tu permanencia a través de programas de compensación. Por lo tanto, no hay una "fecha final" para la concesión de acciones. Pero puedes romper el ciclo interminable de concesión de acciones si tienes una fecha de salida en mente en función de cuánto deseas que se te otorgue antes de marcharte y cuánto estás dispuesto a renunciar.
Miedo
No faltan razones para temer a la hora de cambiar de trabajo: el miedo a saltar a otra situación complicada, el miedo de tener que demostrar tu valía desde cero, el miedo a ganar menos dinero. El miedo a no saber ni por dónde empezar a buscar trabajo. Si te sientes agotado por una mala situación laboral, el miedo puede dejarte con poca confianza en que un cambio te llevará a un entorno de trabajo mejor.
Para superar tus miedos, en lugar de solo soñar con cómo podría ser tu vida en un entorno laboral positivo, visualízalo deliberadamente. Cierra los ojos y reflexiona sobre lo siguiente cuando trates de combatir pensamientos negativos y miedos:
- Si no tuviera miedo de marcharme, ¿qué sería posible?
- ¿Cómo es mi nuevo entorno laboral, cómo huele, cómo se siente?
- ¿Qué tipo de apoyo necesito para sentirme más seguro al hacer un cambio?