Desde su descubrimiento, el cometa 3I/ATLAS ha captado la atención de astrónomos y científicos de todo el mundo. Entre quienes han analizado este objeto interestelar destaca Avi Loeb, profesor de la Universidad de Harvard, quien ha señalado que la trayectoria, el comportamiento y la composición del cometa presentan rasgos inusuales.
En diversos artículos, Loeb ha profundizado en estas particularidades, incluso planteando la posibilidad de que 3I/ATLAS sea un objeto controlado por una inteligencia extraterrestre, hipótesis que sustenta en factores como su tamaño y brillo atípicos en comparación con otros cuerpos similares.
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Según el investigador, el cometa muestra varias anomalías: una luminosidad demasiado intensa para su tamaño estimado, la ausencia de la clásica cola y de las huellas químicas propias de un cometa común, además de reflejar únicamente una luz rojiza sin emitir los gases habituales.
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Loeb también ha destacado que sus características físicas no coinciden con las de un cometa tradicional y que su trayectoria resulta inusualmente precisa y alineada. Aunque durante un tiempo fue el único en señalar estas irregularidades, recientemente otro especialista ha comenzado a expresar observaciones similares.
3I/ATLAS vuelve a encender las alertas en la comunidad científica por esta razón
Durante el punto más cercano del cometa 3I/ATLAS al Sol, el ingeniero de navegación Davide Farnocchia, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, detectó que el objeto interestelar presentó un movimiento no gravitacional; es decir, un desplazamiento que podría estar influido por un factor distinto a la gravedad.
Farnocchia explica que, al alcanzar su perihelio, 3I/ATLAS mostró pequeñas aceleraciones adicionales que no pueden atribuirse a la gravedad del Sol ni de otros cuerpos celestes del Sistema Solar. En palabras simples, el objeto pareció impulsarse ligeramente más de lo esperado. Aunque estas variaciones fueron sutiles, despertaron interés y nuevamente dividieron opiniones en la comunidad científica.
Mientras algunos especialistas señalan que este comportamiento puede ser natural, porque en los cometas los bloques de hielo se calientan y liberan gases que generan un leve empuje capaz de alterar su trayectoria, otros investigadores consideran que estas aceleraciones podrían estar relacionadas con algún tipo de mecanismo interno o tecnología desconocida.
A esta última postura se ha sumado Avi Loeb, quien sugiere que el movimiento podría ser indicio de un motor interno o de una fuente de energía no identificada, lo que abriría la posibilidad de un origen distinto y más avanzado del objeto interestelar 3I/ATLAS.