Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports la semana pasada ha revelado que los males de la humanidad no solo afectan a las personas, sino que también tienen un impacto significativo en sus compañeros caninos. La investigación descubrió que los perros pueden detectar el estrés en los humanos a través del olfato, lo que a su vez influye negativamente en su propio estado de ánimo. Este hallazgo subraya una conexión emocional profunda entre humanos y perros, que va más allá de las meras interacciones diarias.
Los perros y los humanos han compartido un vínculo único durante aproximadamente 30,000 años, tiempo suficiente para desarrollar una cohabitación que se extiende a nivel emocional y genético. Estudios previos ya habían demostrado que los perros son altamente sensibles a las señales verbales y visuales de los humanos, y que pueden detectar enfermedades físicas y mentales en sus dueños. Sin embargo, el nuevo estudio añade una dimensión adicional a estas habilidades: la capacidad de oler el estrés humano y reaccionar a él.
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“Durante miles de años, los perros han aprendido a vivir con nosotros, y gran parte de su evolución ha sido junto a nosotros. Tanto los humanos como los perros somos animales sociales, y existe un contagio emocional entre nosotros”, explicó Zoe Parr-Cortes, autora principal del estudio y estudiante de doctorado en la Facultad de Veterinaria de Bristol en la Universidad de Bristol, en una entrevista con LiveScience.
El experimento y sus hallazgos
Para realizar el estudio, los investigadores reclutaron a 18 perros y a 11 voluntarios humanos que no tenían mucha experiencia previa con perros. Esto se hizo para asegurar que no existiera una familiaridad previa que pudiera influir en los resultados. Los voluntarios fueron sometidos a una serie de pruebas diseñadas para inducir y luego aliviar el estrés. Durante estas pruebas, se recogieron muestras de sudor de cada participante.
Los perros fueron expuestos a estas muestras de sudor durante una prueba que consistía en intentar atraerlos a robar bocadillos de sus cuencos de comida para mascotas. Los científicos observaron que el olor del sudor estresado a menudo desviaba a los perros del camino de las golosinas, sugiriendo que el estrés percibido los hacía más reacios a actuar impulsivamente.
El contagio emocional: una ventaja evolutiva
Los resultados del estudio indican que los perros podrían estar adaptados evolutivamente para captar el estrés de sus compañeros humanos.
“Poder sentir el estrés de otro miembro de la manada probablemente fue beneficioso porque les alertó de una amenaza que otro miembro del grupo ya había detectado”, añadió Parr-Cortes.
Esto sugiere que la capacidad de los perros para oler el estrés podría haber sido una ventaja en entornos naturales donde la detección temprana de peligros era crucial para la supervivencia del grupo.
Consejos para reducir el estrés en perros
Para reducir el impacto del estrés humano en los perros, los expertos sugieren las siguientes prácticas:
- Ejercicio regular: El ejercicio ayuda a liberar endorfinas en los perros, lo que puede contrarrestar los efectos del estrés. Además, el ejercicio físico regular también es beneficioso para los dueños, ya que ayuda a reducir el estrés.
- Rutina consistente: Los perros prosperan en ambientes predecibles y con rutinas establecidas. Mantener una rutina diaria puede ayudar a los perros a sentirse seguros y reducir la ansiedad.
- Juegos y estimulación mental: Los juegos de olfato, los rompecabezas y otras actividades que desafían la mente de los perros pueden mantenerlos ocupados y distraídos del estrés.
- Terapias naturales: Algunas terapias naturales, como la aromaterapia con aceites esenciales seguros para perros y la música relajante, pueden ayudar a calmar a las mascotas ansiosas.
- Intervención profesional: En casos de estrés severo, es recomendable buscar la ayuda de un veterinario o un conductista animal que pueda ofrecer estrategias y tratamientos específicos para manejar la ansiedad en perros.
La relación entre humanos y perros es profunda y compleja, influenciada por miles de años de evolución conjunta. Este estudio subraya la importancia de ser conscientes de cómo nuestras emociones y estados de ánimo pueden afectar a nuestras mascotas y destaca la necesidad de cuidar nuestro bienestar emocional no solo por nuestra salud, sino también por la de nuestros fieles compañeros.
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