La felicidad relacionada al nacimiento de un bebé no siempre llega a buen puerto con los padres, pues este acontecimiento cambia totalmente la dinámica de las relaciones de pareja y las somete a una montaña rusa de cambios en la transición a la paternidad.
Si bien durante mucho tiempo se ha estudiado los efectos de la maternidad en las parejas y el impacto que tiene en las mujeres, ahora la revista PLOS publicó un análisis sobre los “Cambios en la satisfacción relacional en la transición a la paternidad entre los padres”.
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El estudio se centra en la perspectiva y diferencias entre padres primerizos y padres que ya han vivido esta experiencia; sin embargo, lo que resulta evidente es que, sin importar si es el primer o el segundo hijo, el nacimiento de un menor impacta en la satisfacción de la relación (RS).
De acuerdo con el estudio, los padres primerizos tardan dos años en recuperar una relación feliz; mientras que los papás que van por su segundo embarazo mejoran su panorama en tan solo ocho meses.
La investigación se basa en el análisis de datos de un grupo de 606 padres participantes en el estudio de cohorte longitudinal prospectivo DREAM ( “DR esdner Studie zu Elternschaft , A rbeit und M entaler Gesundheit”), los primerizos comienzan con un nivel más alto de RS antes del nacimiento, pero experimentan una disminución más marcada en los primeros meses de la paternidad en comparación con los padres que ya han tenido un hijo previamente.
Aunque a las 8 semanas del posparto los papás primerizos todavía informan niveles de RS más altos que los que tiene experiencia, su satisfacción continúa disminuyendo hasta alrededor de los 14 meses después del parto.
Curiosamente, los padres que ya han tenido un hijo experimentaron un aumento en la satisfacción durante este mismo período.
La investigación sugiere que los padres primerizos pueden necesitar más tiempo para adaptarse completamente a los cambios que trae consigo la paternidad. Dentro de los dos años posteriores al parto, ellos logran recuperar su nivel de RS, lo que podría indicar que la disminución inicial es una respuesta temporal a la nueva dinámica que implica criar a un hijo.
El estudio también destaca que la duración de la relación de pareja antes del nacimiento juega un papel importante: aquellos en relaciones más largas experimentan una disminución más pronunciada en la satisfacción antes del nacimiento.
Además, los resultados revelan que factores como la edad, la educación, los ingresos, el estado civil, el género del niño y el temperamento no predicen la satisfacción en la transición a la paternidad. Este hallazgo sugiere que la experiencia de convertirse en padres afecta de manera similar a padres de diversas edades, antecedentes educativos y niveles de ingresos, subrayando la universalidad de los desafíos y las alegrías que conlleva la paternidad.
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