Los agujeros blancos, a menudo ensombrecidos por la atención que reciben sus contrapartes más conocidas, los agujeros negros, son una intrigante pero aún enigmática posibilidad en el universo. La cuestión de si existen estos elementos es una de las incógnitas más interesantes y debatidas en la astrofísica.
Mientras que los agujeros negros son conocidos por su poderosa atracción gravitatoria que absorben todo a su alrededor, y que son el resultado de un colapso gravitacional completo, donde la gravedad domina sobre todas las demás fuerzas y comprime la materia a una singularidad, un punto infinitamente pequeño.
Te podría interesar
Los agujeros negros están rodeados por un horizonte de sucesos, una región donde la gravedad es tan extrema que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de su influencia.
Ahora, la teoría de la relatividad general de Einstein, que ha demostrado su precisión en muchas observaciones astronómicas, nos lleva a considerar la posibilidad de agujeros blancos. Aunque su existencia no ha sido confirmada y no se han observado directamente, la matemática de la relatividad general sugiere que podrían existir.
La clave para entender los agujeros radica en el flujo del tiempo: las ecuaciones de la relatividad general son simétricas en el tiempo, lo que significa que podemos visualizar la formación de un agujero negro y reproducirla en reversa. Siguiendo este proceso inverso, se llega a la idea de un agujero blanco, un objeto que emite materia y energía en lugar de absorberla.
Sin embargo, la naturaleza de los agujeros blancos plantea paradojas y contradicciones. Si bien las matemáticas permiten la existencia de agujeros blancos, la termodinámica, que incluye el concepto de entropía, presenta obstáculos fundamentales.
Tan solo la segunda ley de la termodinámica establece que la entropía, o el desorden en un sistema, siempre aumenta. La formación de un agujero blanco a partir de un agujero negro en reversa implicaría una disminución de la entropía, lo que contradice esta ley.
Además, los agujeros blancos serían inestables y fugaces. Cualquier material que se acerque a su horizonte de sucesos sería expulsado a velocidades superiores a la de la luz, provocando un resplandor blanco brillante, ejemplificó el medio Space.
Este proceso de emisión constante de materia y energía sería insostenible, ya que el agujero blanco colapsaría eventualmente bajo su propia gravedad, convirtiéndose en un agujero negro.
En última instancia, aunque los agujeros blancos capturan la imaginación con sus conceptos intrigantes y desafiantes, la falta de evidencia concreta y las dificultades teóricas plantean dudas sobre su existencia en el universo real.
Sigue a Heraldo Binario en Google News, dale CLIC AQUÍ.