Encontrar agua en el universo en cualquiera de sus estados es todo un reto para la comunidad científica, de ahí que hallazgos efectuados con la implementación del telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) sean un hito entre los investigadores, pues las ventajas de este tipo de instrumentos abonan a resolver los misterios que existen en el espacio.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) detalló que en el sistema planetario PDS 70, ubicado a 370 años luz de distancia se halló vapor de agua en el disco interno del sistema, este sector una estrella con un disco interno y un disco externo de gas y polvo, separados por un espacio de 5,000 millones de millas de ancho (8 mil millones de kilómetros), y dentro de ese espacio hay dos planetas gigantes gaseosos.
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“El hallazgo muestra que hay una reserva de agua disponible para los planetas terrestres que podrían estar fusionándose allí”, comentó la organización internacional.
El director de Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA), Thomas Henning, aseguró que este tipo de descubrimientos serían imposibles sin la implementación del telescopio James Webb, además de que resulta emocionante, ya que se investiga la región donde “normalmente” se forman planetas rocosos, similares a la tierra.
El Webb permite la observación de objetos distantes y antiguos, gracias a su tecnología avanzada y su posición en el espacio, el JWST es capaz de observar objetos mucho más lejanos que cualquier telescopio en la Tierra. Al mirar hacia los confines del universo y hacia regiones anteriores a la formación de las primeras estrellas y galaxias, el instrumento da una mejor perspectiva de cómo se desarrollará el cosmos a lo largo de su historia.
La NASA indicó que los astrónomos aún no han detectado la formación de ningún planeta dentro del disco interno de PDS 70, pero la detección de vapor de agua sugiere en caso de darse este proceso, el planeta que resulte tendrá agua disponible.
Científicos determinaron que el agua está en el disco interno del sistema, a distancias de menos de 100 millones de millas de la estrella, la región donde se pueden estar formando planetas terrestres rocosos, detalló la organización espacial.
El telescopio James Webb permite el estudio de exoplanetas y su atmósfera, una de las misiones clave es el estudio de estos, aquellos que orbitan estrellas fuera de nuestro sistema solar. El telescopio puede analizar la luz de estos exoplanetas mientras pasan frente a sus estrellas, revelando información sobre su composición atmosférica, y posiblemente identificar señales que sugieran la presencia de moléculas asociadas con la vida.
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