Visión nublada, sensibilidad a la luz, decoloración de la percepción del color y visión doble en un ojo son algunos de los síntomas que caracterizan la aparición de cataratas. Sí, estamos hablando de oscurecimiento del cristalino del ojo. Esto es muy común en personas con ciertas enfermedades o generalmente en personas mayores. Suele ser un cambio muy gradual que no conduce a una pérdida repentina de la visión. Si esta enfermedad no se trata, puede causar inconvenientes en actividades diarias como leer, conducir e incluso distinguir los rasgos faciales de quienes te rodean.
Todo el mundo sabe que la catarata es una enfermedad que hace que los ojos se oscurezcan, como si el cristalino se nublara y perdiera su transparencia. Ahora bien, ¿por qué ocurre y de qué depende exactamente? Pues bien, la mayoría de las cataratas aparecen cuando se modifica el tejido que forma el cristalino del ojo debido al envejecimiento o a algunas lesiones. El cristalino está formado por una serie de proteínas llamadas cristalinas, las cuales se organizan entre ellas para dar lugar a unas estructuras alargadas en forma de fibras.
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Se caracterizan por ser solubles en agua, propiedad que aporta al cristalino su peculiar transparencia. Sin embargo, con el paso de los años o, prematuramente, tras algún tipo de lesión, esas proteínas pueden romperse y perder su aspecto fibroso. Como resultado, se agrupan, haciendo que el cristalino sea menos flexible y más denso, lo que provoca una visión opaca y nublada.
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Y al igual que una lente, es el cristalino del ojo el responsable de enfocar la luz y las imágenes en la retina. Está situado justo detrás de la parte coloreada del iris y permite que la luz pase a través de él, de forma muy parecida a la película de una cámara. Aunque pueda parecer casi una coincidencia, es normal que las personas que desarrollan cataratas en un ojo, luego desarrollen cataratas en el otro ojo. De hecho, es normal que las cataratas se produzcan con distintas frecuencias. Se desarrolla una catarata en un ojo, lo que limita en gran medida la visión, mientras que el otro ojo muestra sólo una ligera nubosidad.
¿Cómo se trata?
Esta es una afección muy común, pero afortunadamente los tratamientos para eliminarla generalmente son seguros y exitosos en la mayoría de los casos. Se encuentran disponibles una variedad de técnicas quirúrgicas, aunque los tratamientos más utilizados incluyen cualquier cirugía. Estos incluyen la facoemulsificación, que utiliza ultrasonido para romper la catarata en pequeños pedazos que luego se succionan, y la cirugía extracapsular, que extirpa toda la catarata en una sola pieza dejando la cápsula del cristalino intacta.
En algunos casos, estos procedimientos se pueden combinar con terapia con láser para facilitar la apertura del cristalino y la prefragmentación de las cataratas. Además, después de extirpar la catarata durante la cirugía, se debe insertar una lente intraocular para reemplazar el cristalino natural del ojo. Existen varios tipos de lentes que pueden realizar esta tarea a la perfección, y cuál colocar depende del estado del paciente. Estas lentes incluyen lentes monofocales, multifocales e incluso tóricas, que no sólo mejoran la visión sino que también ayudan a corregir la presbicia y el astigmatismo.