Los analgésicos y antipiréticos son algunos de los medicamentos más comúnmente utilizados en todo el mundo. Su forma característica, generalmente alargada y ancha, los hace fácilmente reconocibles. Sin embargo, para muchas personas, tragar estas pastillas puede ser una tarea complicada debido al temor a atragantarse o lastimarse la garganta. Muchos optan por partir las pastillas, triturarlas o diluirlas para facilitar su ingestión. Pero, ¿es seguro hacerlo?
Cómo saber cuándo puedo partir una pastilla
Existen medicamentos que no se deben manipular bajo ninguna circunstancia. Estos son aquellos que tienen una forma farmacéutica de liberación modificada, como los que se identifican en sus envases con términos como "retard," "oros®," "liberación prolongada (modificada)" o "gastrorresistente." Estos medicamentos están diseñados para liberar el principio activo inicialmente en una cantidad suficiente para surtir efecto de manera rápida y, posteriormente, liberarlo de forma más lenta. De esta manera, el medicamento actúa de manera prolongada y eficaz con el tiempo.
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A menudo, las pastillas vienen con una ranura que sugiere que se pueden partir en dos. Sin embargo, es importante recordar que esto no significa que debas hacerlo necesariamente. Se puede partir una pastilla siempre y cuando se ingieran ambas mitades al mismo tiempo. Si no se ingieren ambas mitades juntas, podría ocurrir que la dosis del principio activo no se distribuya de manera equitativa. Esto podría llevar a una dosis incorrecta del tratamiento, lo que puede ser perjudicial.
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Además, algunas pastillas están diseñadas para liberar el principio activo en una ubicación específica en nuestro cuerpo. Al pasar por el estómago, las pastillas tienden a disolverse, pero en ocasiones, se busca que el tratamiento actúe en el intestino. Si partes, abres o trituras una pastilla diseñada para liberar el principio activo en el intestino, podrías afectar la acción farmacológica del medicamento.
Para niños y personas mayores, es común triturar pastillas y diluirlas en alimentos para facilitar la ingestión. Sin embargo, esta práctica conlleva riesgos, ya que la dosis podría no ser completamente ingerida o podría mezclarse con alimentos inapropiados. Cabe destacar que algunos medicamentos deben tomarse con el estómago vacío, por lo que esta práctica no es recomendable.