Un manuscrito medieval encontrado en un monasterio de Egipto arrojó un tesoro sorprende; y es que científicos acaban de descubrir las coordenadas espaciales del primer mapa estelar creado por el hombre.
El mapa estelar se hallaba escondido debajo de textos cristianos, así los eruditos han descubierto lo que parece ser parte del catálogo de estrellas más antiguo de la humanidad, que ha estado perdido desde hace mucho tiempo.
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Se trata del mapa estelar del astrónomo Hiparco de Nicea, que se cree que es el primer intento conocido de mapear todo el cielo nocturno.
Los científicos han buscado el mapa estelar que contiene las coordenadas espaciales más antiguas durante siglos, y al parecer este 2022 por fin han dado con la creación de Hiparco de Nicea.
James Evans, historiador de astronomía de la Universidad de Puget Sound en Tacoma, Washington, aseguró a la publicación Nature que el mapa estelar creado por Hiparco, quien es considerado el mayor astrónomo de la antigua Grecia, es el primero que detalló las coordenadas espaciales de los cielos.
Esa fue la primera vez en que los astrónomos pasaron de describir los patrones que observaban en el firmamento, a medirlos y predecirlos, de ahí la importancia del hallazgo en el manuscrito medieval.
¿Dónde encontraron el manuscrito medieval?
El manuscrito medieval fue encontrado en el Monasterio Ortodoxo Griego de Santa Catalina en la Península del Sinaí, Egipto, pero la mayoría de sus 146 hojas ahora son propiedad del Museo de la Biblia en Washington DC.
Las páginas contienen el Codex Climaci Rescriptus, una colección de textos siríacos escritos en los siglos X - XI. No obstante, el códice es un palimpsesto, lo que quiere decir que es un pergamino que se reutilizaba para poder aprovecharlos.
Hasta antes de descubrir el mapa estelar, se pensaba que el manuscrito medieval contenía más textos cristianos, pero fue en 2012, cuando el profesor bíblico de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, pidió a sus alumnos que estudiaran las páginas como proyecto de verano.
Uno de los estudiantes, Jamie Klair, descubrió de manera inesperada un pasaje en griego atribuido al astrónomo Eratóstenes que había sido borrado para reutilizar el manuscrito medieval para los textos cristianos.
Fue en 2017, cuando investigadores de la Biblioteca Electrónica de Primeros Manuscritos en Rolling Hills Estates, California, y la Universidad de Rochester en Nueva York tomaron 42 fotografías de cada página en diferentes longitudes de onda de luz y usaron algoritmos informáticos para buscar combinaciones de frecuencias que mejoraran el texto oculto que había sido borrado.
Y hallaron ¡el mapa estelar más antiguo descubierto hasta ahora!
Al analizar las páginas, nueve de ellas nueve revelaron material astronómico, que (según la datación por radiocarbono y el estilo de la escritura) probablemente se transcribió en los siglos quinto o sexto.
Estos manuscritos borrados incluyen mitos sobre el origen de las estrellas de Eratóstenes y partes de un famoso poema del siglo III a. C. llamado Fenómenos, que describe las constelaciones estelares.
Luego, mientras los científicos estudiaban detenidamente las imágenes durante la época de confinamiento por el coronavirus, notaron algo todavía más inusual, se trata del mapa estelar de la constelación Corona Borealis, y tras ser examinado a detalle se cree que fue creado por Hiparco de Nicea.
La precisión de las medidas del antiguo astrónomo permitió al equipo fechar las observaciones. El fenómeno de la precesión, en el que la Tierra se tambalea lentamente sobre su eje alrededor de un grado cada 72 años, significa que la posición de las estrellas fijas cambia lentamente en el cielo.
Los investigadores pudieron usar esto para verificar cuándo el antiguo astrónomo debió haber hecho sus observaciones y descubrieron que las coordenadas se ajustaban aproximadamente al 129 a. C.
El descubrimiento del mapa estelar en el manuscrito medieval es un hallazgo extraordinario para la comunidad científica, pues Hiparco de Nicea fue el primer ser humano que descubrió la precesión de la Tierra y modeló los movimientos aparentes del Sol y la Luna.
Con información de Nature.
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