En un mundo donde las decisiones de unos pocos pueden desencadenar consecuencias globales, la inteligencia artificial está comenzando a desempeñar un papel inesperado: el de pacificador. En lugar de predecir qué canción será un éxito o qué producto comprará usted mañana, una nueva IA llamada North Star se ha propuesto una tarea mucho más ambiciosa: simular el comportamiento de líderes mundiales para evitar conflictos internacionales.
Este proyecto, que parece sacado de una novela de ciencia ficción, es real. Y podría cambiar para siempre la forma en que los gobiernos, diplomáticos y empresas toman decisiones en tiempos de crisis.
¿Qué es North Star?
North Star es una plataforma de simulación geopolítica basada en IA. Su objetivo es modelar la manera en que reaccionarían líderes de distintos países ante una variedad de escenarios: desde sanciones económicas hasta movimientos militares o crisis diplomáticas.
Para lograrlo, crea lo que sus desarrolladores llaman “gemelos digitales” de estos líderes: representaciones computacionales que imitan su estilo de pensamiento, sus prioridades políticas, su historial de decisiones y su contexto cultural. Imagine que usted es un asesor presidencial y tiene que decidir si imponer sanciones a otro país.
Antes de hacerlo, podrá usar North Star para simular cómo respondería el líder de esa nación. ¿Escalaría el conflicto? ¿Buscaría una salida diplomática? ¿Tomaría represalias económicas? Esta herramienta no da respuestas absolutas, pero ofrece escenarios probables que permiten tomar decisiones más informadas y responsables.
- ¿Quién está detrás del proyecto?
North Star fue desarrollado por Arvid Bell, un exprofesor de la Universidad de Harvard especializado en negociación internacional, junto con el físico Ferenc Dalnoki-Veress. Ambos fundaron la empresa Anadyr Horizon, que lidera el desarrollo de esta tecnología.
El proyecto ha recibido apoyo de inversores del mundo tecnológico y académico, y ya ha sido utilizado en simulaciones relacionadas con conflictos reales, como la guerra en Ucrania.
Bell describe a North Star como un “simulador de vuelo para diplomáticos”. Así como los pilotos practican en simuladores antes de volar un avión real, los tomadores de decisiones pueden usar esta IA para ensayar respuestas ante crisis complejas, sin poner vidas en riesgo.
- ¿Cómo funciona?
El corazón de North Star está en su capacidad para recolectar, analizar y sintetizar grandes volúmenes de información sobre líderes políticos. Esto incluye discursos públicos, decisiones pasadas, relaciones internacionales, ideología, historia nacional y hasta patrones culturales. Con esta base, la IA entrena modelos que pueden predecir cómo actuaría un líder en una situación determinada.
Por ejemplo, si se simula una crisis energética en Europa, North Star puede modelar cómo responderían los gobiernos de Alemania, Rusia, Estados Unidos o China. ¿Buscarían cooperación internacional? ¿Aumentarían la producción local? ¿Impondrían restricciones a las exportaciones? Cada respuesta se calcula con base en datos históricos y patrones de comportamiento.
Además, la plataforma permite ajustar variables como el tiempo, la presión mediática o la opinión pública – incluso la falta de sueño –, lo que hace que las simulaciones sean dinámicas y realistas.
- ¿Qué tan precisa es?
Como toda herramienta predictiva, la IA North Star no es infalible. Sus creadores insisten en que no se trata de una bola de cristal, sino de una herramienta de apoyo para la toma de decisiones.
En una simulación realizada durante la crisis de Ucrania en 2022, North Star predijo con un 60% de probabilidad que la imposición de una zona de exclusión aérea por parte de la OTAN provocaría una escalada militar por parte de Rusia. Aunque no se llegó a implementar esa medida, la predicción ayudó a ilustrar los riesgos de ciertas decisiones.
La clave está en que North Star no busca ofrecer certezas, sino reducir la incertidumbre. En contextos donde cada minuto cuenta y las consecuencias pueden ser catastróficas, tener una herramienta que anticipe posibles reacciones puede marcar la diferencia entre la paz y el conflicto.
- Aplicaciones más allá de la diplomacia
Aunque su enfoque principal es la geopolítica, North Star también está siendo adoptado por empresas multinacionales. En un mundo globalizado, las decisiones políticas afectan directamente a las cadenas de suministro, los mercados financieros y la estabilidad de los negocios.
Una empresa que opera en varios países puede usar North Star para anticipar cómo una crisis en Asia afectaría sus operaciones en América o Europa. También se está explorando su uso en manejo de riesgos, planeación estratégica y resiliencia organizacional. En este sentido, esta IA se perfila como una herramienta transversal, útil tanto para gobiernos como para el sector privado.
- ¿Qué implicaciones éticas tiene?
North Star plantea preguntas éticas importantes. ¿Quién decide qué datos se usan para modelar a un líder? ¿Qué pasa si un gobierno utiliza esta herramienta para manipular o presionar a otro país? ¿Podría usarse para justificar decisiones agresivas bajo el argumento de que “la IA lo predijo”?
Sus creadores son conscientes de estos riesgos y han establecido principios de transparencia, responsabilidad y supervisión humana. North Star no toma decisiones por sí sola: siempre requiere la interpretación y el juicio de expertos humanos. Además, se promueve su uso con fines preventivos y no ofensivos.
Aun así, el debate está abierto. Como sociedad, debemos preguntarnos cómo queremos usar estas tecnologías y qué límites éticos debemos establecer. La historia nos ha enseñado que el poder sin control puede ser peligroso, y la IA no es la excepción.
- ¿Estamos ante una revolución en la diplomacia?
La diplomacia ha sido, durante siglos, un arte basado en la intuición, la experiencia y la negociación cara a cara. North Star no reemplaza ese arte, pero lo complementa con una capa de análisis basada en datos y simulaciones. En un mundo cada vez más complejo e interconectado, esta combinación puede ser clave para evitar errores costosos.
Al igual que los modelos climáticos nos ayudan a prepararnos para huracanes o sequías, las simulaciones geopolíticas pueden ayudarnos a prevenir guerras, sanciones innecesarias o crisis humanitarias. No se trata de eliminar el conflicto, sino de gestionarlo de forma más inteligente y humana.
- El futuro de la paz podría ser digital
North Star representa una nueva frontera en el uso de la IA: no para vender más productos ni para entretenernos, sino para proteger vidas humanas y promover la estabilidad global. Es una apuesta audaz, pero también una señal de esperanza.
En un momento en que la tecnología suele asociarse con vigilancia, polarización o desinformación, proyectos como este nos recuerdan que también puede ser una fuerza para el bien. Si se usa con responsabilidad, North Star podría convertirse en una brújula para navegar los desafíos del siglo XXI. Y quizá algún día podamos decir que una IA ayudó a evitar una guerra.
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