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Inteligencia Artificial: ¿Una herramienta más o un reemplazo del ser humano?

La tecnología ha dejado de ser un experimento para pasar a ser un complemento de soluciones que salvan o mejoran vidas.

¿La IA es una necesidad para el ser humano?Créditos: Especial
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En las últimas décadas, la inteligencia artificial ha dejado de ser una quimera de la ciencia ficción para convertirse en una fuerza transformadora de nuestra realidad cotidiana. Desde las recomendaciones que recibimos al navegar por Internet hasta los diagnósticos médicos asistidos por algoritmos, la IA está cada vez más presente en todos los ámbitos de nuestra vida.

El reciente AI Index Report 2025, elaborado por la Universidad de Stanford, ofrece un diagnóstico exhaustivo de este fenómeno y nos plantea preguntas fundamentales en torno a nuestro nuevo rumbo acompañados de esta tecnología, y a la manera en que queremos conducir este avance.

Un salto cualitativo en el rendimiento

Hace apenas unos años, medir la “inteligencia” de una máquina consistía en evaluar juegos de ajedrez o tareas específicas muy acotadas. Hoy, los sistemas de IA superan con holgura pruebas más complejas de razonamiento, comprensión de lenguaje y resolución de problemas.

En los últimos doce meses, la puntuación media de la IA en exámenes de razonamiento general como el MMLU (Massive Multitask Language Understanding) aumentó en casi 20 puntos, mientras que en pruebas especializadas diseñadas por expertos subió cerca de 50.

Incluso en desafíos que combinan visión y lenguaje, como entender correctamente una imagen para describirla con precisión, los modelos de IA han mejorado de forma notable. Estos avances no se traducen solo en cifras: implican que dentro de poco tiempo veremos agentes virtuales capaces de interactuar de manera más natural y útil, acortando la distancia entre humanos y máquinas.

De la investigación al mercado masivo

Los logros científicos ya no se quedan en los laboratorios. Según el informe, en 2023 la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó 223 dispositivos médicos que incorporan IA, frente a solo seis en 2015. Esto muestra que hoy la tecnología dejó de ser un experimento para pasar a ser un complemento de soluciones que salvan o mejoran vidas: desde sistemas de diagnóstico temprano hasta herramientas que asisten en cirugías complejas.

En el transporte, empresas como Waymo realizaron más de 150,000 viajes autónomos a la semana, una cifra que seguirá creciendo a medida que la regulación y la confianza ciudadana avancen. Por lo que hace al ámbito empresarial, el 78% de las empresas globales ya integran IA en al menos una de sus ramas de operaciones, y la inversión privada alcanzó un récord de 252,300 millones de dólares en 2024.

De esa cifra, más de 33,900 millones de dólares se destinaron exclusivamente a IA generativa, el tipo de tecnología que crea texto, imágenes e incluso música de forma autónoma. Esto explica el por qué hoy contamos con asistentes de escritura o generadores de prototipos visuales accesibles para cualquier pequeño emprendedor.

Competencia global y colaboración científica

El ecosistema de la investigación en IA es cada vez más internacional. Estados Unidos aún lidera en el desarrollo de los modelos de mayor influencia entre los usuarios (alrededor de 40 frente a 15 de China), pero la brecha se acorta: China produce la mayoría de las patentes a nivel mundial (casi 70%), y encabeza el número de publicaciones científicas en la materia.

Europa, Oriente Medio y Latinoamérica también están ganando presencia, con centros de investigación que aportan avances en ética, seguridad y nuevas aplicaciones. Esta competencia global impulsa la excelencia, pero también pone de relieve la necesidad de colaborar para afrontar retos comunes como la privacidad o la seguridad de sistemas distribuidos.

Hacia una IA ética y segura

Con el poder tecnológico aumenta la responsabilidad. El informe reporta un incremento del 56% en los incidentes relacionados con IA durante el 2024: errores en sistemas de reconocimiento facial, sesgos en decisiones automatizadas relacionadas con recursos humanos o filtraciones de datos en apps de consumo.

Aunque todavía pocos desarrolladores someten sus modelos a evaluaciones estandarizadas de seguridad, están surgiendo nuevas herramientas como HELM Safety, AIR-Bench o FACTS, que establecen protocolos para medir riesgos y mitigar impactos negativos.

Además, ha aumentado la transparencia: en seis meses, la proporción de empresas que divulgan información sobre pruebas en materia de seguridad pasó de 37% a 58%. No obstante, aún falta mucho para consolidar una cultura donde la ética sea parte central del desarrollo de la IA y no solo un accesorio optativo.

La percepción ciudadana: de la expectación al escepticismo

¿Dónde se sitúa la opinión pública? El informe recoge encuestas en más de 30 países: las visiones más optimistas provienen de China (83%), Indonesia (80%) y Tailandia (77%), donde la población asocia la IA al progreso económico. En cambio, Canadá (40%), Estados Unidos (39%) y Países Bajos (36%) muestran mayor recelo, con temores al desempleo tecnológico o a la pérdida de privacidad.

Desde 2022 la percepción positiva de la IA ha subido 10 puntos en Europa y 4 en Estados Unidos, lo cual indica que el debate público evoluciona, pero aún existe un segmento importante de ciudadanos escépticos. Para los gobiernos y medios de comunicación, este dato resalta la urgencia de fomentar una discusión pública más informada e incluyente.

Eficiencia y acceso más asequible

La democratización de la IA avanza gracias al abaratamiento de sus costos. El informe muestra que el gasto en computación necesario para ejecutar un modelo con capacidades similares a GPT-3.5 se redujo en más de 280 veces entre noviembre de 2022 y octubre de 2024.

En hardware, la relación precio-rendimiento ha mejorado un 30% y la eficiencia energética creció un 40% anualmente. Esto permite que proyectos de código abierto se acerquen al rendimiento de los grandes laboratorios privados. Así, universidades y start-ups pueden innovar sin depender de presupuestos multimillonarios.

El razonamiento complejo sigue siendo un reto

A pesar del vertiginoso avance en muchos frentes, la IA aún enfrenta una limitante crucial: el razonamiento complejo. Aunque los modelos actuales pueden resolver con éxito problemas del nivel de las olimpiadas matemáticas o escribir código de software eficazmente, fracasan con frecuencia en tareas que requieren de una cadena lógica de pasos —como la planeación detallada, el razonamiento abstracto o la resolución de problemas lógicos más allá de los ejemplos vistos durante su entrenamiento.

Según el informe de Stanford, incluso con mecanismos diseñados para mejorar el razonamiento, como la llamada “cadena de pensamiento”, los modelos suelen fallar en problemas cuyo proceso de resolución es verificable.

Esto limita su aplicación en contextos donde la precisión no es negociable, como la medicina, la impartición de justicia o el control de infraestructuras críticas. En resumen: podemos tener máquinas que redactan textos impecables o recomiendan productos con acierto, pero aún no contamos con inteligencias artificiales que razonen como un ser humano en contextos complejos.

Regulación e inversión pública: un impulso decisivo

Los gobiernos comienzan a responder con mayor agilidad. En 2024, las agencias federales de Estados Unidos duplicaron las regulaciones específicas a la IA (59 frente a 25 en 2023) y varios países lanzaron planes de inversión masiva: Canadá destinó 2 mil 400 millones de dólares y China más de 47 mil 500 millones a proyectos relacionados con semiconductores; Francia comprometió 109 mil millones de euros, India reservó mil 250 millones de dólares y Arabia Saudita 100 mil millones también de dólares a iniciativas relacionadas con la IA.

Estas cifras demuestran que los países consideran a la IA un eje estratégico para su prosperidad futura. Pero también exponen el riesgo de que la competencia geopolítica derive en tensiones o en desarrollos que pasen por alto los derechos humanos y la sostenibilidad.

Formación y brechas educativas

El motor de todos estos avances es el talento humano. Hoy, dos tercios de los países ofrecen o planean ofrecer formación en programación e IA desde la educación básica. En Estados Unidos, los graduados en informática crecieron un 22% en la última década.

Sin embargo, en muchas regiones de ese país (y del mundo) persisten carencias estructurales: falta de suministro eléctrico confiable, escasez de docentes calificados o el acceso limitado a internet. Estas brechas podrían traducirse en desigualdades laborales si no se abordan con políticas educativas inclusivas.

Un futuro entre desafíos y oportunidades

El AI Index Report 2025 nos deja una imagen dual: una tecnología que avanza a gran velocidad, que genera beneficios en múltiples áreas, pero que también plantea riesgos importantes. El desafío está en encontrar un equilibrio: impulsar la innovación, garantizar su uso responsable y construir acuerdos globales que aseguren el cumplimiento con estándares mínimos de ética y de seguridad.

Conclusión

La inteligencia artificial se ha convertido en protagonista de nuestro presente y lo será aún más en nuestro futuro. Para aprovechar sus ventajas minimizando nuestra exposición a sus riesgos, necesitamos tres ingredientes básicos: transparencia, para que la sociedad entienda y controle cómo se usa la IA; regulación inteligente, que se adapte al ritmo vertiginoso del avance tecnológico, y educación inclusiva que prepare a los ciudadanos para participar activamente en esta revolución.

Solo así convertiremos la promesa de la IA en una realidad que beneficie a la mayoría, en lugar de generar nuevas brechas y desconciertos. La oportunidad está frente a nosotros: aprovecharla con visión y responsabilidad es tarea de todos.

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