Una publicación reciente en plataformas de compraventa ha generado gran revuelo entre aficionados a la numismática en México. En ella, un usuario ofrece la antigua moneda de 50 pesos con la imagen de la Diosa de la Luna por un precio que asciende al millón de pesos. Este tipo de ofertas, aunque no representan el valor real del objeto, suelen captar la atención por el contraste entre su precio de salida y su cotización dentro del mercado especializado.
La moneda antigua de 50 pesos en cuestión fue parte de una serie acuñada por el Banco de México durante la década de los años 80, y se caracteriza por su diseño basado en la imagen de Coyolxauhqui, figura de la mitología mexica. Aunque el contenido metálico de la moneda de 50 pesos y su carga simbólica la vuelven interesante para el coleccionismo, la suma solicitada en esta ocasión está muy por encima de su valor auténtico.
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Valor real y características de la moneda de 50 pesos de Coyolxauhqui
La pieza, conocida oficialmente como moneda de 50 pesos “Coyolxauhqui”, fue emitida en 1982 como parte de una serie conmemorativa que buscaba resaltar elementos de la historia prehispánica mexicana. Está compuesta por una aleación de bronce y aluminio, con un diámetro de 32 milímetros y peso aproximado de 15.17 gramos. En el reverso se representa el relieve de la escultura hallada en el Templo Mayor que representa a Coyolxauhqui, diosa lunar que fue desmembrada según los mitos mexicas.
El anverso de la antigua moneda conserva el tradicional Escudo Nacional, con el águila devorando a la serpiente sobre un nopal. El borde de la pieza es estriado y, en su año de acuñación, se distribuyeron millones de ejemplares para circulación corriente, lo que la hace relativamente común en comparación con otras emisiones más limitadas.
Según registros históricos, Coyolxauhqui es una de las figuras más representativas de la cosmogonía mexica. Hija de Coatlicue y hermana de Huitzilopochtli, fue asesinada por este último durante un conflicto mítico que simboliza el triunfo del sol sobre la luna. Su imagen fue rescatada por los arqueólogos mexicanos en 1978 durante las excavaciones del Templo Mayor, y se convirtió en un ícono del resurgimiento del interés por la historia indígena.
A pesar de la carga simbólica de la figura y el interés cultural que despierta esta moneda antigua, su valor dentro de la numismática está muy lejos del millón de pesos que solicita el vendedor. De acuerdo con tasaciones actuales, el precio estimado para una pieza en excelente estado fluctúa entre los 70 y 90 pesos, dependiendo de su conservación, año de emisión y detalles específicos como errores de acuñación o variantes poco comunes.
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