Desde su emisión en 2021, la moneda conmemorativa de 20 pesos dedicada a los 700 años de la fundación lunar de México-Tenochtitlán ha generado un creciente interés en el ámbito de la numismática nacional. Esta pieza forma parte de la familia C1 del Banco de México y destaca por su diseño en forma dodecagonal, su composición bimetálica y una representación del águila posada sobre un nopal devorando una serpiente, inspirada en el Códice Mendoza.
A pesar de que su valor nominal la mantiene en circulación como moneda de uso corriente, su carga simbólica e histórica la convirtió en objeto de búsqueda para coleccionistas y entusiastas del patrimonio cultural. El interés numismático en esta moneda de 20 pesos radica tanto en su relevancia histórica como en la calidad de su acuñación. Con la llegada de la tecnología IA se puede calcular el valor de una moneda conmemorativa dentro del mundo de la numismática en tiempo real.
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Al conmemorar un episodio fundacional de la identidad mexicana, la moneda de 20 pesos no solo remite a una efeméride significativa, sino que también representa una oportunidad para conservar una imagen del pasado a través de un objeto. Desde su lanzamiento, ha sido bien recibida por coleccionistas de numismática que valoran los elementos culturales y estéticos que contiene, así como por ciudadanos que han encontrado en ella un artículo con potencial de valorización a futuro.
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Esto lo máximo que coleccionistas pagan por mi moneda de 20 pesos de la Fundación Lunar
Actualmente los coleccionistas de numismática están pagando entre 80 y 95 pesos por cada ejemplar en buen estado de conservación. Esta cifra supera con creces el valor facial de 20 pesos, reflejando el entusiasmo que ha generado la pieza dentro de ferias, casas especializadas y plataformas de compraventa. Si bien no se trata de una moneda de 20 pesos extremadamente rara, la demanda sostenida y el interés cultural han elevado su cotización más allá de su uso cotidiano.
Según la IA el precio puede variar dependiendo de factores como el desgaste físico, el año de acuñación visible, si la moneda conmemorativa presenta errores de fábrica o si se encuentra encapsulada para su preservación. Además, los coleccionistas suelen pagar más por monedas que no han sido puestas en circulación o que muestran escaso contacto con el uso comercial. A pesar de su disponibilidad en transacciones diarias, muchas personas que identifican estas monedas prefieren guardarlas o venderlas, conscientes de que el mercado sigue valorándolas por encima de su denominación oficial.
Por otro lado, algunos vendedores han intentado colocar esta pieza en plataformas digitales a precios considerablemente más altos, aunque los compradores con experiencia en numismática suelen mantenerse dentro del rango realista del mercado. La venta directa en tianguis especializados o a través de grupos numismáticos ofrece mayores garantías de una transacción transparente y ajustada a las condiciones físicas de la moneda de 20 pesos.
A cuatro años de su lanzamiento, la moneda de 20 pesos de la fundación lunar de México-Tenochtitlán se mantiene como una de las más buscadas entre las emisiones recientes del Banco de México. Su valor simbólico y el interés que sigue despertando entre coleccionistas la colocan como una pieza destacada dentro del panorama numismático contemporáneo en el país.
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