La temporada de huracanes de 2024 está en marcha y, según los pronósticos más recientes, se espera que sea una temporada particularmente activa tanto en el Atlántico como en el Pacífico. Las autoridades y expertos han emitido varias predicciones que indican una alta probabilidad de una actividad ciclónica por encima del promedio.
Pronóstico para el Atlántico
El Centro de Predicción del Clima de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha pronosticado un 85% de probabilidades de que la temporada de huracanes en el Atlántico sea más activa de lo normal. De acuerdo con su reporte del 26 de mayo, se espera que haya entre 17 y 25 tormentas con nombre, de las cuales entre ocho y 13 podrían convertirse en huracanes. Dentro de este grupo, se pronostica que entre cuatro y siete serán huracanes mayores, es decir, de categorías 3 a 5.
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La Universidad Estatal de Colorado también ha emitido un pronóstico pretemporada en abril, anticipando hasta 23 tormentas con nombre, incluyendo 11 huracanes y cinco huracanes importantes. Phil Klotzbach, un destacado pronosticador, destacó que este es el pronóstico más activo que jamás hayan emitido en abril desde que comenzaron las predicciones en 1995. Aunque las perspectivas iniciales pueden cambiar debido a las condiciones atmosféricas y oceánicas, estos números sugieren una temporada muy activa.
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En comparación, una temporada de huracanes promedio en el Atlántico produce 14 tormentas con nombre, siete huracanes, y tres huracanes mayores. La temporada de 2023 tuvo 20 tormentas con nombre, incluyendo siete huracanes, de los cuales tres fueron huracanes importantes. Estos datos reflejan una tendencia hacia temporadas más activas en los últimos años.
¿Cuántos huracanes se esperan en México?
En México, las autoridades han emitido pronósticos específicos para las cuencas del Pacífico y del Atlántico. Según el pronóstico adelantado por Conagua y el Servicio Meteorológico Nacional el 6 de mayo, se esperan de 15 a 18 sistemas con nombre en el océano Pacífico y de 20 a 23 en el Atlántico. En el Pacífico, entre 8 y 9 sistemas tendrán la fuerza de tormentas tropicales, entre 4 y 5 serán huracanes de categorías 1 o 2, y entre 4 y 5 serán huracanes de categorías 3 a 5. En el Atlántico, se espera que entre 11 y 12 sean tormentas tropicales, con 5 a 6 huracanes de categoría 1 o 2 y entre 4 y 5 huracanes de categorías 3 a 5.
Aunque estos números son significativos, no todos los ciclones impactarán necesariamente en territorio nacional. Se estima que al menos cinco ciclones podrían impactar directamente en México durante la temporada, causando potenciales daños y afectaciones.
Factores climáticos influyentes
El cambio entre los fenómenos climáticos de El Niño y La Niña juega un papel crucial en la formación y la intensidad de los huracanes. El Niño, caracterizado por el calentamiento de las aguas del Pacífico central y oriental, tiende a aumentar la actividad ciclónica en el Pacífico y reducirla en el Atlántico debido a los vientos en los niveles superiores que impiden la formación de tormentas. Por el contrario, La Niña, que suprime estos vientos, crea condiciones ideales para la formación e intensificación de huracanes en el Atlántico.
Según un pronóstico del Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de marzo, hay un 55% de posibilidades de que se desarrolle La Niña de junio a agosto y un 77% de probabilidades de que ocurra de septiembre a noviembre. Este cambio a La Niña sugiere un aumento en la actividad ciclónica en el Atlántico, alineándose con las predicciones de una temporada por encima del promedio.
Cambio climático
El cambio climático sigue siendo un factor determinante en la intensidad y frecuencia de los huracanes. El calentamiento global, impulsado por la contaminación y el aumento de las temperaturas oceánicas, contribuye a la formación de huracanes más poderosos y destructivos. Además, el aumento del nivel del mar debido al derretimiento de las capas de hielo y los glaciares agrava el impacto de las marejadas ciclónicas, permitiendo que las olas penetren más tierra adentro.
El agua del Atlántico, donde se forman la mayoría de los huracanes, ha alcanzado temperaturas récord, creando condiciones propicias para una temporada de huracanes intensa. Un Atlántico más cálido implica una presión atmosférica más baja y una atmósfera más inestable, favoreciendo la formación de huracanes.
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