Chichén Itzá es uno de los sitios arqueológicos que más visitan en México tanto los turistas nacionales como los internacionales. Todos los años miles de visitantes se reúnen especialmente durante el equinoccio de primavera para poder ver el efecto de luz y sombra que se produce antes de la puesta del sol sobre la balaustrada norte de la Pirámide de Kukulcán.
Durante el equinoccio de primavera también las cabezas de los ofidios que están adornando las bases de la escalinata norte dan un efecto más persuasivo todavía. Este fenómeno ha ido ganando popularidad atrayendo a turistas de todo el mundo.
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De todas maneras, los expertos y estudiosos del tema señalan que el efecto también se puede ver unos días antes y después del equinoccio de primavera. En unas fotos tomadas del 15 de marzo al 29 de marzo de 2017 a las tres de la tarde con intervalos de cinco minutos se puede ver que la sombra ondulada de los cuerpos de la pirámide se empieza a proyectar en la cara poniente de la escalinata norte dos horas y media antes de la puesta del sol.
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Lo cierto es que a medida que baja el astro, la sombra sube y los picos tocan la arista de la alfarda formando triángulos iluminados. Se puede afirmar entonces que en los equinoccios de primavera aparecen siete triángulos iluminados y seis sombras intermedias.
Es por eso que todos los años la pirámide mencionada se convierte en el escenario de una manifestación conocida como la “serpiente de luz”. Este fenómeno demuestra el avanzado conocimiento astronómico que tenía la civilización maya. Esto ocurre porque la estructura del Castillo fue diseñada para alinear con los equinoccios de primavera y otoño con la proyección de sombras que emulan el cuerpo de una serpiente bajando por las escalinatas.