LA NADA Y UNO

¿La Inteligencia Artificial podría implementarse en la impartición de justicia?

Por ahora, la IA puede ser una herramienta poderosa para complementar la labor humana pero no para sustituirla.

¿La IA es realmente segura para implementarla en acciones como la justicia?Créditos: Especial
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En línea con las recientes publicaciones dedicadas a la instrumentación de la reforma judicial en nuestro país, algún amigo me preguntó acerca de la posibilidad de impartir de justicia con apoyo en la inteligencia artificial (IA). Al respecto, encontré un artículo de David Bufton en la publicación Artificial Lawyer; cuyas principales ideas le expongo a continuación, traducidas y adaptadas por mí.                                   

Todos coincidimos en que la administración de justicia representa una de las funciones más críticas y sensibles del Estado. Su impacto directo sobre los derechos fundamentales de las personas hace que la confianza pública en el sistema judicial sea esencial.

La automatización de la justicia no es un simple reto tecnológico; es un desafío ético y social de enormes proporciones. Sin embargo, en el campo de los mecanismos alternativos para la solución de controversias (MASC), los modelos de IA ya ofrecen una posibilidad disruptiva. ¿Estamos preparados para aceptar réferis digitales?

Los MASC y su potencial para la IA

Los MASC abarcan métodos como la negociación, la mediación, la determinación por expertos y el arbitraje, todos diseñados para solucionar controversias fuera del sistema judicial tradicional. Por ejemplo, un mediador actúa como un tercero imparcial para facilitar un acuerdo, mientras que un arbitraje se asemeja más a un juicio, con reglas y decisiones vinculantes.

El concepto de MASC automatizados (A-MASC) está ganando terreno. Los modelos de IA podrían plantear las propuestas de un mediador imparcial o analizar los argumentos de las partes para proponer soluciones. Aunque esta posibilidad suena futurista, las ventajas son claras: rapidez, costos reducidos y un acceso más amplio a la justicia, especialmente para pequeñas empresas y personas que no pueden asumir el costo de un litigio tradicional.

Ventajas de la IA en la resolución de conflictos

Primero, los A-MASC podrían ser mucho más rápidos y económicos que los mecanismos actuales, reduciendo tanto los costos legales como el tiempo de gestión necesario para resolver un conflicto. Esto facilitaría el acceso a soluciones legales para aquellos que hoy se ven excluidos de ellos por razones económicas.

Segundo, un modelo de IA bien entrenado podría ofrecer soluciones menos sesgadas que las de los seres humanos, quienes podemos vernos influenciados por factores como el cansancio, los prejuicios inconscientes o incluso el momento del día en que toman decisiones.

Si se garantiza la calidad de los datos con los que se entrena la IA y se minimiza el sesgo estructural, las partes podrían llegar a confiar. Finalmente, la naturaleza impersonal de los A-MASC podría disminuir las tensiones emocionales y preservar relaciones comerciales, al evitar confrontaciones cara a cara.

Desafíos y limitaciones de la IA en la administración de justicia

A pesar de sus ventajas, los A-MASC enfrentan serios obstáculos prácticos y éticos. Las capacidades actuales de la IA incluyen deficiencias importantes tratándose de habilidades humanas cruciales como el razonamiento y la inteligencia emocional. Esto limita su capacidad para evaluar la credibilidad de las pruebas o discernir lo que es “razonable” en contextos legales complejos.

Además, surgen cuestionamientos morales y éticos fundamentales. ¿Debe una IA ser completamente neutral o incorporar valores morales? ¿De qué manera podemos asegurar que las decisiones automatizadas sean justas y transparentes? La naturaleza tipo “caja negra” de los modelos de IA generativa actuales dificulta que las partes perdedoras comprendan o acepten la manera en que se llegó a una decisión: un problema crítico cuando se trata de decisiones vinculantes.

¿Es posible confiar en una justicia automatizada?

Los MASC proporcionan un ambiente propicio para experimentar con la automatización, ya que generalmente se acude a ellos voluntariamente y no implican el uso del poder coercitivo del Estado. Sin embargo, para implementarlos de manera segura, debemos abordar problemas clave de transparencia, sesgo y confianza.

En disputas repetitivas y que involucran montos no muy altos, como las controversias comerciales entre clientes y proveedores donde las decisiones requieren poca valoración moral o emocional, los A-MASC podrían ofrecer soluciones eficaces y justas. Pero en conflictos más complejos, el papel insustituible del juicio humano sigue siendo evidente.

El futuro de la justicia automatizada

A medida que la tecnología de IA avanza, la tentación para automatizar aspectos de la administración de justicia crecerá. Sin embargo, debemos proceder con cautela. La justicia no es solo una cuestión de eficiencia; también es una cuestión de valores y humanidad.

Los responsables de la elaboración de políticas y del diseño de la tecnología tienen la responsabilidad de garantizar que cualquier despliegue de IA en este ámbito sea transparente, justo y guiado por principios éticos sólidos.

La promesa de una justicia accesible y menos costosa es atractiva, pero no podemos sacrificar la confianza pública ni los derechos fundamentales en el proceso. Por ahora, la IA puede ser una herramienta poderosa para complementar la labor humana, pero no para sustituirla. El equilibrio entre innovación y cautela será clave para construir un sistema de justicia digno de la era digital.

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Por Emilio Carrillo Peñafiel, abogado especializado en temas de financiamiento, tecnología y M&A. X: @ecarrillop; página web: pcga.mx. Las opiniones expresadas son personales del autor y no constituyen recomendaciones de inversión; las inversiones en tecnologías novedosas son de muy alto riesgo y cabe la posibilidad de que todos los recursos destinados a ellas podrían perderse.