En un artículo recientemente publicado en Internet por Freedom House sus autores, Allie Funk, Adrian Shahbaz y Kian Vesteinsson, midieron el grado de libertad que existe en la web durante el último período de 12 meses, de julio a julio. A continuación le expongo las principales conclusiones de dichos autores.
La libertad en Internet a nivel global ha disminuido por 13º año consecutivo
La represión digital se intensificó en Irán, que sufrió la peor caída este año en lo que hace a libertad en la red, ya que las autoridades cerraron el servicio de Internet, bloquearon WhatsApp e Instagram, y aumentaron la vigilancia para sofocar las protestas antigubernamentales.
Myanmar estuvo cerca de desbancar a China como el peor entorno del mundo en cuanto a libertad en Internet, título que este último país mantuvo por noveno año consecutivo. Las condiciones empeoraron en Filipinas pues el presidente saliente, Rodrigo Duterte, utilizó una ley antiterrorista para bloquear sitios de noticias que habían sido críticos con su administración.
El estatus de Costa Rica como defensor de la libertad en Internet se vio amenazado después de la elección de un presidente cuyo jefe de campaña contrató a “trolls” en línea para acosar a varios de los principales medios de comunicación del país.
Los ataques a la libertad de expresión se volvieron más comunes en todo el mundo
En una proporción nunca antes vista, de 55 de los 70 países cubiertos por “Freedom on the Net”, las personas enfrentaron represalias legales por expresarse en línea, mientras que en 41 países las personas fueron agredidas físicamente o asesinadas por sus comentarios hechos en la web.
Los casos más graves ocurrieron en Myanmar e Irán, cuyos regímenes autoritarios ejecutaron sentencias de muerte contra personas condenadas por delitos relacionados con la expresión en la Internet.
En Bielorrusia y Nicaragua, donde las protecciones para la libertad en Internet han caído significativamente, las personas recibieron penas de prisión altísimas en razón de la publicación de sus discursos en la web; una táctica de central importancia empleada por los dictadores Alyaksandr Lukashenka y Daniel Ortega en sus violentas campañas para mantenerse en el poder.
La inteligencia artificial generativa (IA) amenaza con impulsar las campañas de desinformación en línea
Al menos 47 gobiernos desplegaron leales comentaristas para manipular las discusiones en línea durante los pasados meses, el doble del número de hace una década.
Mientras tanto, las herramientas basadas en IA que pueden generar texto, audio e imágenes se han vuelto más sofisticadas, accesibles y fáciles de usar, lo que ha impulsado una escalada preocupante de tácticas de desinformación. En el último año, la nueva tecnología se utilizó en al menos 16 países para sembrar dudas, difamar a oponentes o incidir sobre el debate público.
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La IA ha permitido a los gobiernos mejorar y perfeccionar sus métodos de censura en línea. Los gobiernos autoritarios técnicamente más avanzados del mundo han respondido a las innovaciones en la tecnología de chatbot de IA, tratando de asegurarse de que las aplicaciones cumplan con o refuercen sus sistemas de censura.
Los marcos legales en al menos 21 países obligan o incentivan a las plataformas digitales a utilizar el aprendizaje automático para eliminar discursos políticos, sociales y religiosos no deseados por las personas en el poder.
Sin embargo, la IA no ha reemplazado por completo los métodos antiguos de control de la información. Un número récord de 41 gobiernos bloquearon sitios web con contenido que debería estar protegido por las normas internacionales que arropan la libertad de expresión.
Incluso en entornos más democráticos, como Estados Unidos y Europa, los gobiernos consideraron o impusieron restricciones en el acceso a sitios web y plataformas de redes sociales prominentes, aplicando así un método improductivo para atender preocupaciones relativas a la interferencia extranjera, desinformación y seguridad en línea.
Para proteger la libertad en Internet, los defensores de la democracia deben adaptar las lecciones aprendidas de desafíos pasados en torno a la gobernanza de Internet y aplicarlas a la IA.
La IA puede actuar como un amplificador de la represión digital, facilitando la censura, la vigilancia, la creación y la difusión de desinformación de manera más fácil, rápida, económica y efectiva.
La dependencia excesiva en la autorregulación por parte de las empresas privadas ha dejado los derechos de las personas expuestos a diversas amenazas en la era digital, y una disminución de recursos en el sector tecnológico podría agravar esta deficiencia.
Para proteger un Internet libre y abierto, los creadores de políticas democráticas, trabajando hombro a hombro con expertos de la sociedad civil de todo el mundo, deben establecer estándares sólidos basados en los derechos humanos tanto para actores estatales como privados que desarrollen o utilicen herramientas de IA.
Hasta aquí las referencias al artículo de Freedom House, que nos muestra una cara inesperada de la IA: una herramienta para el abuso del poder. Recomiendo ampliamente su lectura, no obstante su extensión.
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Por: Emilio Carrillo, abogado especializado en temas de financiamiento, tecnología y M&A. Twitter: @ecarrillop; página web: www.bcarrillog.com. Las opiniones expresadas son personales del autor y no constituyen recomendaciones de inversión; las inversiones en tecnologías novedosas son de muy alto riesgo y cabe la posibilidad de que todos los recursos destinados a ellas podrían perderse.