Hoy en día cualquier internauta es libre de subir contenido en sus redes sociales; sin embargo, también es importante considerar con quiénes compartimos nuestras imágenes o videos, porque una vez que exponemos nuestras ideas o vidas en la red esto puede traer consecuencias que ni siquiera imaginamos; tal y como le sucedió a una mujer en Escocia, que decidió subir un video a su cuenta de Facebook celebrando la muerte de la Reina Isabel II, lo que enfadó a decenas de seguidores de la monarca que decidieron destruir el restaurante de la escocesa.
En el video que se viralizó en redes sociales, se puede ver a la mujer festejando el deceso de la reina con botella de champaña y un letrero en el que se leía: “Lizard Liz está muerta London Bridge ha caído”.
Dicho video ocasionó que decenas de lugareños fieles a la reina acudieran al restaurante de la mujer para destrozarlo. De acuerdo con lo publicado por medios locales, los ofendidos llegaron hasta donde se encuentra el negocio de la mujer y causaron destrozos, rompieron ventanas e incluso pretendían prenderle fuego al lugar. Afortunadamente, la policía llegó a tiempo para evitar que el asunto pasara a mayores y la mujer tuviera una pérdida total de su negocio.
Aunque la mujer ya eliminó sus publicaciones, también había compartido un video en su Facebook, en el que también se burlaba de la situación que estaba atravesando la familia real británica.
Tras la publicación del controvertido festejo por la muerte de Isabel II, las opiniones de los internautas se dividieron entre quienes pensaban que el asunto no ameritaba que la gente tomara acciones violentas y, otros, opinaron que la mujer merecía el ataque para que aprendiera a respetar a la monarca fallecida.
La Reina Isabel falleció el pasado jueves 8 de septiembre de 2022 a la edad de 96 años en el Castillo de Balmoral, en Escocia. La monarca que gobernó el Reino Unido por casi siete décadas estuvo acompañada de la familia real en sus últimos momentos.
Tras su muerte, su hijo, Carlos III, fue coronado como el nuevo rey. Su ascenso al trono fue oficializado en una ceremonia celebrada en el Palacio de St. James, en el centro de Londres.
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