Desde el nacimiento de Bitcoin, en 2008, muchos han asegurado que la criptomoneda podría garantizar anonimato y privacidad gracias a la posibilidad de ejecutar transacciones entre cuentas identificadas por largas cadenas alfanuméricas, sin necesidad de recurrir a un solo dato personal.
En ese sentido, el anonimato que le atribuyó su misterioso creador a Bitcoin, he hecho que esta criptomoneda sea utilizada en los mercados negros de la Dark Web, entorno en donde fue adoptada en un primer momento como método de pago.
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Sin embargo, aunque es cierto que se puede operar Bitcoin sin usar ningún nombre, o algún documento de identidad, las transacciones con criptomonedas destacan porque todas ellas quedan registradas en el “libro de contabilidad” indeitable y completamente público de la blockchain.
Así pueden rastrear la identidad en operaciones con Bitcoin
Además, si el saldo de un monedero de Bitcoin es usado para comprar o intercambio por dinero fiat, el rastro digital permitirá, aunque requiera de investigación, vincular el código alfanumérico con una identidad. De hecho, la informática forense permite dar con criminales que llevan años dejando pistas en la cadena de bloques
Por esa falsa sensación de privacidad del Bitcoin, en 2017 fue posible dar con la mayor red de pedófilos del mundo, así lo revela Wired. Fue la compañía Chainalysis, la cual desarrolló un protocolo para analizar la ruta del dinero en la blockchain.
Lo anterior es posible con cada nueva transacción en la blockchain, pues estas permiten delimitar los contactos y la actividad de los propietarios de cada cuenta; si el usuario que es buscado había sido cauto, siempre existen formas de incitarlo a revelarse.
Incluso, si en algún punto el dinero llegaba a una plataforma exchange de criptomonedas, donde la regulación financiera requiere que los usuarios compartan información sobre su identidad, solo basta con un intercambio de datos para verificar el origen de los fondos.
Además, Chainalysis usó nuevas técnicas para detectar cuándo se estaba intentando borrar el rastro del dinero, dividiéndolo entre cientos de cuentas, que a su vez lo movían entre cientos de nuevas cuentas.
Pero cada vez que una transacción llevaba a enviar fondos de varias de esas cuentas a un mismo destinatario, permitía a los investigadores detectar qué cuentas seguían bajo el control de un mismo usuario u organización. Así se llegó a relacionar entre sí "hasta millones de cuentas".
¿Cómo cayó la red de abuso infantil?
Welcome To Video era un sitio web que vendía acceso a un catálogo enorme y frecuentemente actualizado de vieos y fotos de abuso sexual infantil a cambio de Bitcoin. A partir de una sola dirección de la criptomoneda, el software de Chainalysis, llamado Reactor, trazó el rastro de los pagos de los clientes de la página.
Hay que resaltar que todos esos esos clientes habían confiado en el supuesto anonimato de Bitcoin y también habían hecho muy poco por ocultar su rastro. Pues las cuentas que recibían sus pagos habían liquidado su contenido en unas pocas grandes transacciones en dos plataformas chinas: Bithumb y Coinone.
Sin embargo, Chainalysis supo a dónde había ido ese dinero, rastreó a quiénes habían estado comprando Bitcoin para pagar a Welcome To Video. Incluso muchos de ellos habían pagado la plataforma que distribuía contenido de abuso desde las mismas direcciones que usaban para comprar la criptodivisa.
Eso no fue todo, la investigación recayó en los inspectores de la hacienda estadounidense, el Servicio de Impuestos Internos (IRS). También hubo una brecha de seguridad en la página que puso fáciles las cosas a los agentes, pues el sitio operaba con un servidor web cualquiera, que no se ocultaba de la red TOR y que estaba ubicado cerca de Seúl, Corea del Sur.
Por último, la operación condujo a la detención del administrador del sitio web y de 337 pedófilos, incluyendo un subdirector de una escuela estadounidense y al esposo de una directora de guardería. Incluso, en uno de los casos, se hallaron más de 450,000 horas de videos de abuso infantil en la casa de uno de los sujetos detenidos.
Aunque algunos de los acusados intentaron alegar que el IRS violó la privacidad de sus transacciones para investigarles ilegalmente, los jueces les aclararon que al usar Bitcoin, no habían tenido dicha privacidad.
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