El Sol se ha vuelto cada vez más activo en los últimos 17 años, contrarrestando una tendencia descendente que hacía que los físicos solares se preguntaran si nuestra estrella se encaminaba hacia un nuevo "gran mínimo" como el observado por última vez en 1830.
A partir de la década de 1980, la actividad solar comenzó a disminuir y cada ciclo de manchas solares de 11 años subsiguiente presentaba menos manchas solares, menos erupciones y menos eyecciones de masa coronal. La actividad solar alcanzó su punto más bajo en 2008, que marcó la pausa al comienzo del ciclo solar 24. Ese año se registró la actividad solar más débil registrada.
"Todo apuntaba a que el Sol entraría en una fase prolongada de baja actividad", como detalló Jamies Jasinski, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. "Por lo tanto, fue una sorpresa ver que esa tendencia se revertía y que el Sol está despertando lentamente", como declaró el científico.
¿Por qué se está incrementando la actividad del Sol?
Jasinski dirigió una investigación que recopiló datos de diversas misiones que estudian tanto el Sol como el viento solar. El estudio mostró que, desde 2008, todos los indicadores han ido en aumento.
Para muestra, la velocidad del viento solar se ha incrementando un 6 por ciento, la densidad del viento solar un 26 por ciento, la temperatura del viento solar un 29 por ciento y la intensidad del campo magnético interplanetario transportado por el viento solar ha aumentado aproximadamente un 31%. Todo esto refleja el aumento de la actividad magnética en el Sol.
Con el aumento de la actividad solar también se están produciendo más tormentas geomagnéticas que generan auroras en el cielo terrestre; el aumento de las eyecciones de masa coronal y las erupciones de radiación suponen un mayor peligro para los satélites, las estaciones espaciales y los astronautas.
La razón por la que el Sol ha invertido su curso sigue siendo una gran incógnita, aunque ya ha ocurrido antes.
¿Qué es el Mínimo de Maunder?
Fue entre 1645 y 1715 que se produjo un periodo conocido como el Mínimo de Maunder, llamado así por el astrónomo de finales del siglo XIX y principios del XX, Edward Maunder, quien fue el primero en observar el ciclo solar de 11 años al analizar cómo el número de manchas solares aumenta y disminuye.
Al examinar los registros históricos, Maunder se dio cuenta de que, entre 1645 y 1715, no hubo más de 50 manchas solares en el Sol en total. Esa cifra era extraordinariamente baja e indicaba muy poca actividad magnética, la encargada de producir erupciones y eyecciones de masa coronal. A modo de comparación, durante el periodo de máxima actividad en un ciclo solar ordinario, puede haber más de 100 manchas solares. Otra fase de baja actividad también ocurrió entre 1790 y 1830.
Curiosamente, el Mínimo de Maunder coincidió con un periodo conocido anecdóticamente como la "Pequeña Edad de Hielo", que presenció una secuencia de inviernos excepcionalmente fríos en todo el hemisferio norte, lo que provocó que el río Támesis, en Londres, se congelara por completo en varias ocasiones.
Si bien se ha intentado conectar la Pequeña Edad de Hielo con el Mínimo de Maunder, esta última comenzó antes del inicio del Mínimo de Maunder, y algunos investigadores incluso sugieren que se extendió entre 1300 y 1850.
Con información de Space.com
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