El científico de Harvard, Avi Loeb aseguró que el cometa interestelar 3I/ATLAS podría "salvarnos o destruirnos", pues el visitante está obligando a la humanidad a afrontar una apuesta cósmica de una magnitud sin precedentes.
En tan solo unos meses, el objeto interestelar conocido como 3I/ATLAS se ha convertido en el centro de un intenso debate científico, con Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, a la cabeza, advirtiendo que el objeto podría no ser un cometa benigno, sino una sonda deliberadamente enviada por una inteligencia extraterrestre. Las implicaciones, afirma, podrían ser catastróficas para la Tierra.
Trayectoria extraña, coincidencias improbables
La hipótesis de que el 3I/ATLAS sea un artefacto extraterrestre se basa en su trayectoria y dinámica, de acuerdo con el astrofísico Loeb.
Según el artículo preimpreso en julio de 2025 del astrofísico y sus colegas, titulado "¿Es el objeto interestelar 3I/ATLAS tecnología extraterrestre?", el cometa sigue una trayectoria cuya alineación con el plano eclíptico y sus aproximaciones a Venus, Marte y Júpiter son tan precisas que la probabilidad de que un objeto interestelar aleatorio haga lo mismo es inferior al 0,005 por ciento.
Loeb enfatizó que esta anomalía es profundamente sospechosa, puesto que "la alineación ofrece diversas ventajas a una inteligencia extraterrestre, ya que permitiría que una nave espacial accediera a la Tierra con relativa impunidad".
Además, la mecánica orbital del 3I/ATLAS plantea la posibilidad de una maniobra deliberada. En su perihelio; su aproximación más cercana al Sol haría que en caso de que el objeto sea una nave nodriza alienígena pueda ejecutar la maniobra inversa del Oberth; una acción de impulso que utiliza el pozo gravitacional del Sol para alterar su rumbo o desacelerar, sin ser observada desde la Tierra.
¿Cuál es la verdadera naturaleza del 3I/ATLAS? Esto piensa la comunidad científica
Pese a las dudas que existen sobre la naturaleza del 3I/ATLAS, la gran mayoría de la comunidad científica coincide en que el visitante interestelar es un cometa natural. Basan sus hipótesis en que contiene hielo de agua y polvo en su coma; una característica que también comparten los cometas de la Vía Láctea.
Sin embargo, el 3I/ATLAS sigue fascinando a la comunidad científica por su rara composición. Para muestra, en agosto de 2025, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) detectó una coma de gas dominada por dióxido de carbono que envolvía al objeto interestelar, junto con hielo de agua y polvo.
La relación entre el dióxido de carbono y el agua es mucho mayor que la de los cometas típicos del Sistema Solar, pero aún se ajusta al comportamiento cometario, aunque con una concentración inusualmente alta de CO2.
Esta composición química sugiere que el objeto se formó en una región de su sistema mucho más fría que nuestro Cinturón de Kuiper, lo que le permite retener hielos volátiles que, de otro modo, se sublimarían.
Asimismo, las observaciones ultravioleta realizadas por el Observatorio Swift de Neil Gehrels mostraron emisiones de anión hidróxido (OH), un indicador conocido de vapor de agua y sublimación típico de los cometas. Gracias a estos hallazgos, la hipótesis del cometa natural sigue siendo ampliamente aceptada por la comunidad científica.
La hipótesis de la sonda extraterrestre
Aunque la mayoría de los científicos cree que el 3I/ATLAS es un cometa, hay otros expertos como Avi Loeb que no descartan que el objeto interestelar sea tecnología extraterrestre.
El astrofísico elaboró una "escala de probabilidad" aproximada para el origen extraterrestre, situando provisionalmente a 3I/ATLAS en un 4 en una escala de cero a diez, lo que refleja escepticismo, pero advierte que descartarlo como un artefacto artificial sería irresponsable.
Parte de la preocupación de Loeb reside en su trayectoria: según el estudio de arXiv, el 3I/ATLAS pasará cerca de varios planetas, incluido Júpiter, con lo que no se puede descartar la posibilidad de que envíe o libere sondas más pequeñas en los astros para estudiarlos o hacer un análisis a profundidad de cada uno de ellos.
Este escenario evoca la hipótesis del “Bosque Oscuro”, una solución a la paradoja de Fermi que sugiere que las civilizaciones permanecen silenciosas y ocultas para evitar ser detectadas por especies depredadoras que pudieran habitar el Universo.
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