CIENCIA

Lo que dice la ciencia sobre arrancar tus propósitos en Año Nuevo

La ciencia explica por qué el Año Nuevo impulsa la motivación y qué estrategias aumentan las probabilidades de cumplir tus propósitos.

Enero suele sentirse como un punto de partida para replantear hábitos y probar cambios.Créditos: Freepik/Canva
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Enero llega cada año con la misma promesa: ahora sí vamos a cambiar. Comer mejor, ahorrar más, hacer ejercicio o dejar un hábito que ya no suma.

Los propósitos de Año Nuevo forman parte del ritual colectivo de cierre y reinicio, aunque también cargan con la fama de durar poco.

Sin embargo, la ciencia ofrece una mirada menos cínica. Lejos de ser un simple autoengaño, formular propósitos tiene un impacto psicológico medible.

Investigaciones en psicología conductual muestran que el momento en que decidimos cambiar importa, y que comenzar el año funciona como un detonante real para replantear hábitos.

La clave, advierten los especialistas, no está en “echarle más ganas”, sino en entender cómo funciona el cerebro frente a la motivación, el fracaso y la constancia.

Desde por qué enero se siente como un borrón y cuenta nueva, hasta qué tipo de metas tienen más probabilidades de cumplirse, la ciencia ha acumulado evidencia clara sobre qué hace que un propósito funcione.

Por qué el Año Nuevo sí impulsa el cambio

Uno de los conceptos más citados por la psicología es el Efecto de Inicio Fresco. Estudios liderados por Katy Milkman, de la Wharton School, demuestran que fechas simbólicas como el 1 de enero funcionan como “marcadores temporales” que separan mentalmente el pasado del futuro.

Esa separación psicológica eleva la motivación intrínseca: las personas perciben al “yo futuro” como más disciplinado y capaz, lo que incrementa la disposición a intentar cambios exigentes, incluso después de intentos fallidos.

La evidencia también es clara en un punto: el impulso inicial es potente pero breve. Enero abre la puerta al cambio, pero no lo garantiza.

Por eso, los primeros días del año son clave para establecer estructuras que sostengan el hábito cuando el entusiasmo disminuye.

Créditos:Freepik

Qué tipo de propósitos tienen más probabilidades de cumplirse

No todos los propósitos funcionan igual. Un estudio a gran escala de la Universidad de Estocolmo (Oscarsson et al., 2020) mostró que las metas de aproximación —añadir un comportamiento positivo— tienen mayores tasas de éxito que las metas de evitación, centradas solo en dejar algo negativo.

Por ejemplo, “empezar a caminar 20 minutos al día” suele ser más efectivo que “dejar de ser sedentario”.

El cerebro responde mejor a acciones concretas que a prohibiciones, reduciendo la resistencia psicológica y la sensación de sacrificio.

La ciencia también es realista sobre el abandono. Datos analizados por Strava indican que alrededor del 19 de enero muchas personas renuncian a sus metas físicas, mientras que estudios longitudinales del psicólogo John Norcross muestran que solo una minoría mantiene sus propósitos después de dos años.

Las estrategias con mayor respaldo empírico incluyen metas claras, apoyo social, sustitución de hábitos y autocompasión ante los tropiezos.

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Preguntas frecuentes

  • ¿Los propósitos de Año Nuevo realmente funcionan?

Sí. La evidencia científica muestra que formalizar un propósito aumenta de forma significativa la probabilidad de cambiar un hábito.

  • ¿Por qué tanta gente abandona en enero?

Porque la motivación inicial se agota rápido y muchas metas dependen solo de la fuerza de voluntad, que es limitada sin apoyo estructural.

  • ¿Cuál es la mejor forma de empezar un propósito?

Plantear una meta concreta y medible, enfocada en sumar un hábito positivo, con apoyo social y margen para errores sin abandonar todo el proceso.

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