El Reloj del Fin del Mundo, conocido oficialmente como el Reloj del Juicio Final, es una de las representaciones más emblemáticas del riesgo existencial de la humanidad. Creado en 1947 por el Boletín de los Científicos Atómicos (BAS), su objetivo inicial era medir la amenaza que representaba la guerra nuclear, particularmente tras el desarrollo de armas atómicas. Con el tiempo refleja una mayor variedad de amenazas y ya se sabe la fecha en la que marcará la hora del apocalipsis en 2025.
Para la ciencia, el Reloj del Fin del Mundo no es un dispositivo literal, sino un poderoso símbolo que busca captar la atención mundial sobre los riesgos que enfrenta la humanidad. Cada año, en el mes de enero, un panel de expertos del BAS, incluyendo científicos, premios Nobel y líderes en política internacional, determina cuánto deben acercarse o alejarse las manecillas de la medianoche, un punto que simboliza la destrucción total.
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El año pasado, el Reloj del Fin del Mundo se fijó a 90 segundos de la medianoche, el punto más cercano en sus 76 años de historia. Este ajuste reflejó una combinación de factores alarmantes, desde la escalada del conflicto en Ucrania hasta el impacto de los desastres climáticos y las tensiones en el Medio Oriente. Por ello, la nueva fecha en la que marcará la hora del apocalipsis cobra relevancia mundial.
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En esta fecha se actualiza la hora del Reloj del Fin del Mundo
Aunque tradicionalmente el Reloj del Fin del Mundo se actualiza en enero, este año la comunidad científica anunció que su ajuste se realizará en febrero, marcando un cambio inusual en el calendario del BAS. Este retraso genera expectativas sobre cómo los expertos interpretarán los eventos recientes en su evaluación. La opinión de la ciencia y sus practicantes es esencial para que la operación del reloj continue.
Será hasta el mes de febrero en la que se actualice la hora del Reloj del Fin del Mundo, lo que marcará la hora en la que supuestamente dará inicio el apocalipsis que podría poner fin la existencia de la vida en la tierra. Es por ello que, la ciencia utiliza esta herramienta como advertencia para que la humanidad tome conciencia sobre los conflictos y sus terribles consecuencias.
Además, las armas nucleares no son la única amenaza que podría llevar las manecillas del reloj más cerca de la medianoche. Los científicos también evalúan riesgos como el cambio climático, que en el último año ha desencadenado fenómenos extremos en diversas regiones del mundo. Desde temperaturas récord hasta desastres naturales devastadores, los efectos del calentamiento global continúan impactando de manera significativa en la estabilidad planetaria, causando el apocalipsis.
El Reloj del Juicio Final es más que una representación simbólica; es un llamado de atención. La inclusión de nuevas amenazas, como el surgimiento de tecnologías avanzadas en inteligencia artificial y biología sintética, refleja un panorama más complejo de lo que jamás se había considerado. Estas innovaciones, aunque prometen avances significativos, también plantean riesgos si no se gestionan con responsabilidad.
Por ejemplo, las inteligencias artificiales cada vez más sofisticadas podrían desestabilizar sistemas globales al ser utilizadas como herramientas en conflictos cibernéticos, mientras que las tecnologías genéticas podrían ser manipuladas para desarrollar armas biológicas de nueva generación. Estos peligros, combinados con las tensiones políticas y los desafíos climáticos, alimentan el debate sobre la cercanía de la humanidad a un punto de inflexión irreversible.
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