El verano, conocido por sus abundantes lluvias en gran parte del país, da paso a un breve período de disminución de las precipitaciones hacia finales de julio, marcando el inicio de la canícula. Este fenómeno, señalado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), afecta principalmente a las regiones noreste, centro-oriente, centro-sur, Pacífico-sur, golfo de México y península de Yucatán.
La duración e intensidad de la canícula varían según la región. Mientras que en algunos lugares puede extenderse por un período prolongado, en otros podría incluso no presentarse. La aparición de fenómenos atmosféricos como ciclones tropicales, ondas tropicales o tormentas convectivas contribuye a la variabilidad de las condiciones climáticas durante este periodo.
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Lista de estados con posible afectación de la canícula
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Noreste: Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila.
Centro-oriente: Veracruz, Puebla, Hidalgo y Tlaxcala.
Centro-sur: Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Morelos.
Pacífico-sur: Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Golfo de México: Veracruz, Tabasco y Campeche.
Península de Yucatán: Yucatán, Campeche y Quintana Roo
El impacto de la canícula en México
Lo que realmente define a este fenómeno en México es su conexión con la disminución de la precipitación, más que con el aumento de las temperaturas. Es un momento en el que la lluvia escasea, lo que puede tener consecuencias significativas en diversas actividades y sectores que dependen de las condiciones climáticas.
Sin embargo, predecir con precisión la llegada y duración de la canícula es todo un desafío debido a la variabilidad climática del país. El Servicio Meteorológico Nacional reconoce esta dificultad, pero subraya la importancia de monitorearlo de cerca.