Científicos han emitido una advertencia sobre la posibilidad de que una llamarada solar de gran intensidad impacte la Tierra en los próximos días. Este fenómeno, descrito como una "explosión solar de proporciones colosales", podría liberar una cantidad de energía estimada en un octillón de joules, equivalente a un uno seguido de 27 ceros, por lo que la situación podría convertirse en un evento alarmante para la ciencia.
Esta cifra representa más de 100 veces la energía liberada durante el Evento Carrington de 1859, considerado hasta ahora el fenómeno como super llama solar más poderoso registrado en la historia moderna. El Evento Carrington, ocurrido hace más de 160 años, provocó daños significativos en las redes de telégrafos de la época, generando descargas eléctricas que incluso encendieron papeles en las oficinas.
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Aunque en ese entonces las consecuencias fueron limitadas debido a la relativa sencillez de las tecnologías disponibles, un fenómeno de similar o mayor magnitud en la actualidad podría tener repercusiones devastadoras en el mundo interconectado en el que vivimos. Es por ello que la ciencia busca advertir a la humanidad en la Tierra sobre los posibles efectos de la super llamarada solar.
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Científicos advierten que la Tierra podría ser golpeada por una superllamarada solar
La dependencia global de redes de comunicación satelital, sistemas de navegación GPS y redes eléctricas hace que una tormenta solar de esta envergadura represente un riesgo significativo. Un impacto directo podría sobrecargar los transformadores eléctricos, interrumpir los servicios de telecomunicaciones y causar fallos generalizados en los satélites que orbitan el planeta. Estas interrupciones afectarían desde el funcionamiento de sistemas financieros hasta el control del tráfico aéreo y marítimo.
Expertos en clima espacial han señalado que los recientes ciclos de actividad solar han mostrado un comportamiento más activo e impredecible, aumentando la probabilidad de eventos extremos en la Tierra. Aunque el Sol atraviesa naturalmente periodos de mayor y menor actividad cada 11 años, los estudios recientes sugieren que estamos en una fase de máxima actividad, lo que incrementa las probabilidades de tormentas solares severas.
Las agencias espaciales y centros de monitoreo terrestre trabajan en conjunto para rastrear las eyecciones de masa coronal, conocidas como CME por sus siglas en inglés, que son super llamaradas solares acompañadas de fuertes campos magnéticos. Cuando estas partículas energéticas alcanzan la atmósfera terrestre, pueden interactuar con el campo magnético de la Tierra, generando efectos como auroras boreales visibles en latitudes más bajas de lo habitual, pero también ocasionando daños significativos en las infraestructuras tecnológicas.
Hasta el momento, la ciencia no confirmó con precisión cuándo podría ocurrir este impacto ni la región específica que resultaría más afectada. Sin embargo, los especialistas instan a las instituciones y gobiernos a tomar precauciones, ya que los efectos de una tormenta solar severa podrían sentirse en todo el planeta.
En caso de que este fenómeno ocurra, las interrupciones en la comunicación y el suministro eléctrico podrían extenderse por días o incluso semanas, dependiendo de la magnitud del evento. Aunque las probabilidades de un impacto directo no son absolutas, la posibilidad de que suceda ha puesto en alerta a comunidades científicas y tecnológicas de todo el mundo.
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