Por más inofensivo que parezca mezclar alcohol y medicamentos, quizá no al mismo tiempo, puede ocasionar más consecuencias de las que te imaginas. Y es que ambos elementos cuentan con procesos similares al acceder al organismo aunque con funciones sumamente diferentes.
Mientras que el alcohol es consumido por mera actividad recreativa o de entretenimiento, los medicamentos o medicina es empleada para aliviar al cuerpo humano de diversas afecciones, enfermedades o padecimientos.
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Pero, ¿qué pasa entonces si bebo alcohol mientras estoy bajo un tratamiento médico que incluye uno o más medicamentos? De entrada, tenemos que decirte que no hay respuestas positivas.
¿Alcohol y medicamentos?
Como mencionamos anteriormente, tanto el alcohol como los medicamentos cuentan con un proceso similar al momento de entrar al organismo. Y es que este par de elementos, ingresan por el tracto digestivo para añadirse a la sangre y finalmente llegar a las partes del cuerpo para las que fueron destinados y crear un efecto.
Por lo anterior, la mayoría puede pensar que ingerir ambos elementos no ocasionaría ningún tipo de efecto. Sin embargo, al tener un mecanismo similar de absorción, tanto el alcohol y los medicamentos, ingeridos al mismo tiempo, puede provocar un efecto maximizado de ambos.
El alcohol, por sí mismo, provoca diversos efectos como:
- Desconcentración
- Poca capacidad de reacción
- Lentitud
Ahora bien, si se consume con medicamentos, puede potenciar la actividad de los fármacos, reducir la misma acción o incluso aumentar la toxicidad del alcohol. Estos escenarios no pueden ser prevenidos antes de su consumo, sin embargo, sí son capaces de cambiar dentro de una misma persona en un corto periodo.
En el caso de dos de los medicamentos más vendidos y consumidos, el paracetamol y el ibuprofeno, pueden ocasionar otros efectos como úlceras, gastritis o incluso daños hepáticos si se consumen con alcohol.
¿Y qué hay sobre los antiobióticos?
Sobre los antibióticos, los cuales tiene la función de combatir las infecciones bacterianas en personas y animales, los expertos señalan que al mezclarse con alcohol, tienden a perder efecto o potencia en el organismo. Dentro de este grupo, la amoxicilina es uno de los de menor riesgo. Caso contrario, la doxiciclina o el metronidazol puede ocasionar graves daños en el cuerpo humano.
Lo mejor, y de acuerdo con diversos estudios es evitar el consumo de alcohol si se está bajo tratamiento médico de cualquier tipo: oral, cutáneo o de otro tipo.
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