ESPACIO EXTERIOR

Descubren agujero negro masivo en galaxia satélite de la Vía Láctea; ¿podría tragarse a la Tierra?

Este nuevo hallazgo implica un cambio de paradigma, pues podría transformar nuestra comprensión acerca de cómo evolucionan todas las galaxias

Agujero negro Vía Láctea.Agujero negro Vía LácteaCréditos: Pexels
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El espacio exterior resulta tan inmenso que su estudio podría ser infinito al igual que los descubrimientos que no dejan de impactar a los astrónomos, como es el caso de un inmenso agujero negro hallado en el corazón de una de las galaxias satélites enanas de la Vía Láctea llamada Leo I.

De acuerdo con lo publicado en The Astrophysical Journal, dicho agujero causó gran impacto en los astrónomos del Observatorio McDonald de la Universidad de Texas, encargados del estudio, debido a que el agujero negro recién encontrado es casi tan masivo como el que se encuentra en nuestra propia galaxia.

Según los astrónomos este importante hallazgo podría redefinir nuestra comprensión de cómo evolucionan todas las galaxias, los componentes básicos del universo.

¿Qué es una galaxia enana?

Los astrónomos denominan así  a un tipo de galaxias muy pequeñas y poco luminosas, a veces más tenues que una gran estrella brillante. Poseen una distribución espacial más o menos esférica y están constituidas por entre unos millones a unos cientos de millones de estrellas.

¿En qué consistió el estudio?

Leo I es una galaxia enana que se encuentra en la constelación de Leo y se detectó visualmente en la década de los 90, debido a que su cercanía con la estrella Regulus, la más brillante de la constelación, dificulta su visualización. La galaxia enana conforma el Grupo Local y es una de las galaxias satélites de la Vía Láctea más alejadas. También se piensa que podría ser la galaxia enana esferoidal más joven en el entorno de la Vía Láctea.

La peculiaridad de Leo I que llamó la atención de los científicos, es que se trata de una galaxia que, a diferencia de las que orbitan la Vía Láctea, no contiene mucha materia oscura.

Los investigadores midieron el perfil de materia oscura de Leo I, es decir, cómo cambia la densidad de la materia oscura desde los bordes exteriores de la galaxia hasta su centro. 

Con ayuda de un instrumento único llamado VIRUS-W en el telescopio Harlan J. Smith de 2,7 metros del Observatorio McDonald, lograron medir la atracción gravitacional sobre las estrellas, pues cuanto más rápido se mueven las estrellas, más materia hay encerrada en sus órbitas.

 ¿Qué descubrieron?

El estudio reveló algo sorprendente, pues aunque Leo I es 30 veces más pequeña que la Vía Láctea, los astrónomos observaron que el agujero negro ubicado en su centro era enorme, prácticamente con la misma masa que presenta el localizado en el corazón de la Vía Láctea. 

"Tienes una galaxia muy pequeña que está cayendo en la Vía Láctea, y su agujero negro es tan masivo como el de la Vía Láctea. La proporción de masa es absolutamente enorme. La Vía Láctea es dominante; el agujero negro Leo I es casi comparable. El resultado no tiene precedentes", señaló Karl Gebhardt, coautor del artículo.

Un cambio de paradigma

De acuerdo con el científico, el resultado de este estudio es muy importante porque significa un cambio de paradigma y una apertura para la búsqueda de nuevas formas de evolución de las galaxias, pues por casi 20 años, los astrónomos habían usado galaxias como Leo I, para comprender cómo se distribuye la materia oscura dentro de las galaxias.

Los científicos concuerdan en que el descubrimiento no tiene precedentes, ya que lo esperable es un agujero negro de dimensiones mucho menores. Las investigaciones al respecto continúan y por el momento no hay ningún indicio de que este agujero negro ponga en peligro a la Tierra.

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