Un grupo de científicos propuso una impactante teoría sobre cuál es el origen de la Luna, y sus cálculos sugieren que la Tierra alguna vez tuvo un mundo secreto escondido justo al lado.
Los astrónomos creen que la Luna se formó hace 4,500 millones de años cuando un objeto del tamaño de Marte llamado "Theia" se estrelló contra la Tierra.
"Theia" quedó completamente destruida en la colisión y solo quedan restos de minerales en la corteza terrestre y la Luna.
Ahora, científicos del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar afirman haber descubierto el misterioso origen de "Theia".
Al observar cuidadosamente las proporciones de minerales en la Tierra y la Luna, los investigadores determinaron dónde se formó Theia.
De acuerdo con Timo Hopp, autor principal del estudio, declaró al medio inglés Daily Mail que "Theia fue probablemente uno de los cientos de embriones planetarios que colisionaron para formar los planetas".
Timo Hopp sugiere que "Theia" estuvo alguna vez en una órbita estable dentro del sistema solar interior, justo más cerca del Sol de lo que la Tierra se encuentra hoy.
Esto significa que, durante los primeros 100 millones de años de existencia del sistema solar, la Tierra tuvo un vecino oculto que ahora ha desaparecido por completo.
¿Cómo era el mundo secreto Theia que estaba muy cerca de la Tierra?
Cuando Theia colisionó con la Tierra, todo el material que sobrevivió al impacto fue absorbido por nuestro planeta o por la Luna.
Si algún residuo logró escapar, fue expulsado de una órbita estable y desapareció hace mucho tiempo, fuera del alcance del estudio científico. Por lo tanto, aunque los científicos confían en la existencia de Theia, ha resultado extremadamente difícil determinar cómo habría sido.
Sin embargo, todo el material del sistema solar actual aún conserva pistas sobre su origen. Los isótopos son variantes de elementos que tienen diferentes números de neutrones en su núcleo atómico. En arqueología, los investigadores analizan los niveles de estos isótopos, como el carbono 14, en el proceso de datación por carbono para determinar la edad del material biológico.
En astronomía, los científicos pueden utilizar un proceso similar. Cuando se formó el sistema solar, los isótopos de los distintos elementos no estaban distribuidos uniformemente.
Esto significa que las rocas en las regiones más alejadas del sistema solar tienen una proporción de isótopos diferente a la de las que se encuentran más cerca del Sol.
En su artículo, publicado en la revista Science, Timo Hopp y sus coautores utilizaron este hecho para determinar dónde podría haberse formado Theia. Para ello, los científicos tomaron mediciones muy precisas de los isótopos de hierro en rocas de la Tierra, rocas lunares traídas por las misiones Apolo y varios asteroides.
Esto reveló que la Luna y la Tierra tenían proporciones idénticas de isótopos de hierro, lo que coincidía con lo que se había encontrado previamente para otros elementos.
La similitud de las muestras implica que Theia y la proto-Tierra debieron mezclarse tan profundamente que se volvieron indistinguibles. Desafortunadamente, esto impide determinar qué parte de Theia terminó en la Luna y qué parte se convirtió en parte de nuestro planeta.
"La composición isotópica similar también impide medir directamente la composición inicial de Theia", afirmó Hopp.
Sin embargo, los investigadores pudieron determinarlo indirectamente comparando la Luna y la Tierra con meteoritos de diferentes partes del sistema solar.
¿Cómo se formó Theia?
Si Theia fuera similar a los meteoritos que se formaron en los confines exteriores más fríos del sistema solar, la proto-Tierra habría tenido que tener una mezcla de isótopos totalmente improbable.
En cambio, tanto Theia como la proto-Tierra probablemente estuvieran compuestas de meteoritos rocosos "no carbonáceos" procedentes de las regiones más internas del sistema solar.
Theia habría orbitado el Sol durante unos 100 millones de años antes de que la atracción gravitatoria de Júpiter la desviara de su órbita y la estrellara contra la Tierra.
Hopp afirma que "estaba en una órbita relativamente estable alrededor del Sol. Deducimos que debió estar más cerca del Sol que de la Tierra; sin embargo, eso es todo lo que podemos decir".
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